CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 7 (EL UNIVERSAL).- El tiempo es uno de los grandes misterios de la existencia humana. Todos lo experimentamos, pero la forma en que lo percibimos varía enormemente. La ciencia ha demostrado que nuestra percepción del tiempo no es estática, cambia de acuerdo con nuestras experiencias, emociones y sorprendentemente, según la profesión o actividad a la que nos dediquemos.
Desde los artistas que parecen perderse en el flujo del tiempo mientras crean, hasta los pilotos de avión que experimentan la relatividad en pequeñas pero medibles dosis, la relación entre el trabajo y el tiempo es un área de investigación fascinante para neurocientíficos y psicólogos.
Ignacio Morgado, catedrático emérito de psicobiología en la Universidad Autónoma de Barcelona, plantea que la existencia del tiempo es un dilema filosófico, ya que nuestra percepción del tiempo es subjetiva y filtrada por la mente humana. Distingue entre el tiempo objetivo, medido por los relojes y el tiempo mental, que depende de cómo el cerebro procesa las imágenes y la memoria para formar las ideas de pasado, presente y futuro. Sin esta interacción, podríamos quedar atrapados en un eterno presente, como sucede en algunos casos de Alzheimer.
John Wearden, catedrático emérito de psicología en la Universidad de Keele, ha estudiado la percepción del tiempo durante casi cuarenta años. Sus investigaciones revelan que la percepción temporal implica no solo medir el tiempo, sino también procesos de memoria y toma de decisiones. Además, las emociones influyen en nuestra percepción: las caras enfadadas parecen durar más que las neutras, mientras que la diversión distrae nuestra atención, haciendo que el tiempo parezca pasar más rápido.
La creencia de que el tiempo pasa más rápido con la edad podría ser un mito popular, según el psicólogo John Wearden. Aunque algunos estudios han mostrado que las personas mayores tienden a tener más variabilidad en la estimación del tiempo, no hay suficiente evidencia científica que respalde la idea de que el tiempo se acelera a medida que envejecemos. Esta percepción podría estar más relacionada con cómo procesamos y recordamos nuestras experiencias.
Por otro lado, la teoría de la relatividad de Einstein demuestra que el tiempo no es uniforme. Experimentos, como el realizado en 1971 con relojes atómicos en aviones, han confirmado que el tiempo varía según la velocidad y el campo gravitatorio.
Ignacio Morgado, experto en neurociencia, sugiere que en lugar de obsesionarnos con el tiempo, debemos aprender a gestionarlo mejor. El neurocientífico advierte que la falta de control sobre el tiempo puede generar estrés, afectando nuestra salud mental.
De este modo, el tiempo sigue siendo un enigma fascinante que desafía nuestras ideas preconcebidas y despierta la curiosidad de científicos, filósofos y artistas. Desde la física hasta la neurociencia, la búsqueda por entender su naturaleza continuará mientras sigamos enfrentándonos al eterno desafío de vivir en su transcurrir.
La creencia de que el tiempo pasa más rápido con la edad podría ser un mito popular, según el psicólogo John Wearden.
Así cambia la noción del tiempo según a lo que te dediques
La creencia de que el tiempo pasa más rápido con la edad podría ser un mito popular, según el psicólogo John Wearden.