El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey presenta una nueva sala de exposiciones que estará dedicada a creadores emergentes, nuevas propuestas y artistas locales denominado “Espacio Uno”.
La sala está ubicada en el lobby del Museo, frente al auditorio, un espacio que sintetiza los elementos arquitectónicos que el artífice Ricardo Legorreta empleó en su diseño para MARCO.
El espacio existe desde 1991, y en sus primeros años funcionó como la Sala Audiovisual para mostrar filmes y videos como una extensión de las exhibiciones presentadas en sala, también como espacio. Sus dimensiones son 4.13 metros de ancho, por 5.30 metros de largo, con un techo en bóveda de cañón, cuya altura máxima es de 4.32 metros. En el centro del techo se encuentra una viga falsa que contiene la instalación eléctrica para iluminar la sala.
Taiyana Pimentel, directora de MARCO desde el 2019, propuso la reutilización de esta sala para convertirla en un project room, un modelo desarrollado por los grandes museos del mundo en los años noventa del siglo XX. En MARCO, Espacio Uno estará dedicado a proyectos de artistas locales y nacionales, tanto emergentes como con trayectoria, especialmente para reconocer sus discursos y propuestas dentro de la historia del arte contemporáneo. Se planea que anualmente albergue cuatro exhibiciones con propuestas inéditas, de reciente producción o creadas específicamente para el sitio.
Con este nuevo espacio MARCO pretende democratizarse hacia los espacios institucionales paralelos y transgresores de tal suerte que colectivos y artistas serán convocados a este espacio de arte contemporáneo.
ESCENOGRAFÍA PARA UNA CIUDAD (TRAMOYA)
El paisaje cómo es afectado por el crecimiento urbano es un interés que tienen en común los artistas Saskia Juárez (Monterrey, 1943) y Rolando Flores (Monterrey, 1975). Eso detonó en una colaboración para la exposición Escenografía para una ciudad (Tramoya).
La muestra es la primera que alberga Espacio Uno, una nueva sala de MARCO enfocada a nuevas propuestas. Juárez es una reconocida artista plástica de Nuevo León que durante su trayectoria de cincuenta años se ha dedicado a retratar el paisaje del estado de Nuevo León, al norte de México, especialmente sus montañas, también las construcciones norestenses, y en los últimos años ha reflejado los daños en los cerros y montañas de donde empresas sustraen la materia prima para producir concreto.
Por su parte, Flores es un artista post conceptual que desde su trayectoria en el colectivo Tercerunquinto, junto con el artista Gabriel Cázares. Ha explorado el paisaje desde una perspectiva urbana y post industrial, retomando elementos de la autoconstrucción comunes en la periferia del Área Metropolitana de Monterrey.
El colectivo frecuentemente utiliza bloques de hormigón para realizar instalaciones en las que juegan con aspectos escultóricos y funcionales, retomando la construcción como una técnica artística. Sus obras, al retomar el concreto como un material constante, refieren tanto a la ciudad de origen de los artistas como a la como a la idea de un progreso fallido, condición de varias ciudades latinoamericanas.
Otra parte de la producción del colectivo ha sido la negociación como una estrategia para irrumpir espacios de tránsito y dinámicas dentro de las instituciones.