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Opinión Columna


¿Otros cien años de injusticia en Palestina?


Publicación:08-02-2020
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Más que una "visión" de paz, el "acuerdo del siglo" repite los errores derivados de la arrogancia, el racismo y el desprecio por los derechos de Palestina

 

Si hay un lugar en la Tierra donde la injerencia de Estados Unidos es todavía tan dominante y nefasta este es Oriente Medio y, en particular, Levante, donde el "acuerdo del siglo" anunciado la semana pasada, que pretende ofrecer una solución a las aspiraciones legítimas de Palestina, ha sido ampliamente rechazado por la comunidad internacional.


Con razón, los observadores han comparado a la "visión de paz" en la región del presidente estadounidense Donald Trump, orquestada por su yerno y asesor principal Jared Kushner, con la infame Declaración Balfour de 1917 que yace en la raíz del conflicto, ya que el plan ignora descaradamente las demandas históricas de los palestinos hasta el grado en que los representantes del pueblo árabe reconocidos internacionalmente—la Autoridad Palestina (AP)—no fueron consultados durante su elaboración.


¿Cuáles son los puntos clave de la propuesta de Trump, aplaudida de inmediato por Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel?


Básicamente, el documento de 181 páginas trabajado en los últimos dos años proporciona a Israel la totalidad de Jerusalén como su capital. Un eventual Estado de Palestina, sin fecha de proclamación, obtendría algunos barrios del extremo este de la ciudad, pese a que la Resolución 478 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condena la decisión israelí de anexarse Jerusalén Oriental como una violatoria de la ley internacional, y llama a una solución política.


El "avance histórico" reivindicado por Washington también descarta el derecho al retorno de casi siete millones de palestinos y sus familias, expulsados de sus hogares ancestrales durante la guerra de 1948 que llevó a la formación de Israel.


En su lugar, el plan convoca a la absorción de los refugiados en el eventual Estado de Palestina, su integración en los países donde se alojan actualmente (Jordania, Siria y Líbano) y la distribución de 50 mil, en los siguientes diez años, en las naciones integrantes de la Organización de Cooperación Islámica que decidan participar en el acuerdo.


El plan rediseña las fronteras, otorgando a Israel más territorio en la Cisjordania controlada por la AP, a cambio de "canjes de tierra" que incluyen dos áreas en el desierto del Negev.


Mientras que los 15 asentamientos israelíes contemplados en la propuesta, así como otras colonias más pequeñas, son ilegales para las leyes internacionales y no son considerados parte del propio Israel, este país asumiría el control del Valle del Jordán, que se ubica en el extremo este de Cisjordania, la zona de población palestina tomada por Israel en 1967 que marca su límite con Jordania.


Los mapas del plan detallan un entramado de poblaciones palestinas rodeadas de territorio israelí, enlazadas por una serie de puentes, carreteras y túneles—incluyendo uno de casi 80 kilómetros entre Hebrón y Gaza—controlados por Israel. También presentan cinco áreas dentro del supuesto territorio palestino marcadas como "sitios estratégicos".


Adicionalmente, señala el documento, Palestina "no tendrá derecho a establecer acuerdos militares, de inteligencia o de seguridad con ningún estado u organización que afecte" a Israel, "como lo determine el Estado de Israel".


Control total


Cada frontera, el acceso al Mediterráneo, al espacio aéreo, acuíferos y el espacio electromagnético serán controlados por Israel, que sería reconocido por los palestinos como un "estado judío", relegando a los ciudadanos israelíes palestinos a un nivel de segunda clase.


Como se esperaba, Mahmud Abbas, presidente de la AP, el movimiento islamista Hamas, que gobierna Gaza, y la milicia Jihad Islámica resaltaron que la propuesta nunca será aceptada. "Lo decimos mil veces: No, no y no al ‘acuerdo del siglo’", enfatizó Abbas, al calificarlo como "la bofetada del siglo".
Agregó que "Jerusalén no está en venta. ¿Aceptaremos un estado sin Jerusalén? Es imposible para cualquier niño palestino árabe musulmán o cristiano aceptar eso".


En el mismo tono, Stephane Dujarric, vocero del secretario general de la ONU, António Guterrez, dijo que la posición del organismo sobre la solución de dos estados "ha sido definida, a través de los años, por las resoluciones correspondientes del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General a las que la secretaría está adherida".


El propio Guterrez declaró a The New Arab que el mensaje de Naciones Unidas es claro. "Cualquier plan debe alinearse con las resoluciones de la ONU y del CS, y garantizar la aprobación de todas las partes involucradas. Nuestra posición no ha cambiado".


Sin embargo, EU está formalizando los "hechos sobre el terreno" impuestos por años de ocupación y guerras pese a un "proceso de paz" comenzado en los 70, que condujo a hitos históricos como la creación de la AP en seguimiento de los Acuerdos de Oslo de 1993.


Trump y Netanyahu han acelerado esta política debido a factores externos e internos en sus respectivos países que veremos a continuación, luego de subrayar los pasos adoptados antes, como el reconocimiento por EU el año pasado de los Altos del Golán como parte de Israel; esta zona estratégica de Siria también fue ocupada en 1967 y más tarde Israel la anexó, en una medida que no aceptó la comunidad internacional.


En 2019, asimismo, EU revirtió su antigua posición jurídica que considera a los asentamientos en Cisjordania como ilegales; Trump ordenó cerrar la misión palestina en Washington y detuvo la ayuda para los refugiados, mientras que en 2017 reconoció a Jerusalén como capital hebrea.


Además de la estrecha relación personal entre Trump y Netanyahu, que ha inuido las decisiones de EU en una amplia variedad de temas desde el asesinato del general iraní Qassem Suleimani hasta la prohibición del movimiento Boicot, Desvío de Inversiones y Sanciones (BDS) en varios estados norteamericanos, la Casa Blanca ha tratado de apuntalar la posición del premier israelí, acosado por cargos de corrupción, fraude, abuso de la confianza pública y sobornos que amenazan su reelección el próximo marzo.


Respecto al frente interno, Trump, quien salió victorioso del asco del juicio de destitución (impeachment) encabezado por los demócratas, actúa de conformidad con el alza del sentimiento pro israelí entre los republicanos en las últimas décadas.


Encuestas de Gallup muestran que en 1988 el 47% de los republicanos y 42% de los demócratas respaldó a Israel en el conflicto de Levante. Para marzo de 2019, la cifra es similar entre los demócratas (43%), pero es mucho más alta entre los republicanos (76%), armó Vox.


Miembros de los grupos evangélicos derechistas de EU incluso han acuñado el término "cristiano sionista" para reflejar su apoyo incondicional a Israel; entre sus líderes están el vicepresidente Mike Pence y el secretario de Estado Mike Pompeo, sin mencionar en la comunidad judía a Sheldon Adelson, uno de los mayores recaudadores de fondos de campaña y magnate de los casinos.


Dentro de este grupo Kushner brilla por mérito propio: su empresa de bienes raíces recibió una inversión de USD $30 millones de Menora Mivtachim -una de las principales instituciones financieras de Israel poco antes de que acompañara a Trump en su primera gira diplomática a ese país en 2019.


Previamente, medios estadounidenses reportaron que los Kushner se asociaron con un miembro de la familia Steinmetz de Israel para comprar edificios de departamentos en Manhattan por casi USD $200 millones, así como para construir una torre de lujo para renta en Nueva Jersey. La firma de Kushner también ha recibido cuatro créditos del mayor banco hebreo, Hapoalim, investigado por la procuraduría general por denuncias de que ayudó a evadir impuestos a estadounidenses ricos.


Por si esto no bastara, la fundación de la familia Kushner sigue donando recursos a un grupo de colonos en Cisjordania, cuya anexión podría darse en cuestión de meses, en vista de la oposición palestina al plan de Trump.


El ejército israelí anunció el jueves que enviaría tropas adicionales a la región, tras el incremento de la violencia que ha dejado más de tres palestinos muertos y decenas de heridos en las últimas 72 horas.


De acuerdo con el mismo Kushner y David Friedman, embajador de EU en Israel, la medida, que probablemente generará más inestabilidad, tendría lugar después de los comicios legislativos del 2 de marzo que esclarecerán el futuro político de Netanyahu.


No obstante, la política expansionista disfruta pleno consenso dentro de la clase política israelí. Benny Gantz, el líder "centrista" del Partido Azul y Blanco que fue incapaz de formar una coalición de gobierno luego de las elecciones de septiembre pasado, se comprometió a fortalecer los asentamientos en Cisjordania, aunque dijo que apoyará el plan de Trump sólo con el acuerdo de la comunidad internacional.


Más que una "visión" de paz, el "acuerdo del siglo" repite los errores derivados de la arrogancia, el racismo y el desprecio por los derechos de Palestina cometidos en la Declaración Balfour, emitida por el canciller británico Lord Arthur Balfour con sus prioridades dictadas por los intereses imperialistas de posguerra de Londres.


Al distribuir los despojos del moribundo Imperio Otomano, Balfour apostó al apoyo de EU para las potencias aliadas en la Primera Guerra Mundial, lo mismo que a la creación de un "hogar nacional" judío que ayudaría a garantizar la estrategia británica en la región del Mediterráneo Oriental.



« Redacción »
Gabriel Moyssen

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