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Opinión Editorial


Colegio Cervantes de Torreón


Publicación:13-01-2020
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Nuevamente ocurre un acto de violencia escolar, donde un alumno utilizando armas de fuego, disparó contra  docentes  dentro del recinto escolar y también contra otros alumnos(as). El triste evento  ocurrió en el colegio Cervantes, de la ciudad de Torreón, en el vecino estado de Coahuila, e inevitablemente no pudimos evitar recordar la tragedia escolar ocurrida en nuestro Estado, específicamente en Monterrey, hace tres años, en el colegio Americano del Noreste, donde también un alumno con un arma de fuego asesinó a su maestra e hirió a otros compañeros.

Este tipo de violencia escolar no es muy común en México, más bien estamos familiarizados con hechos semejantes en los Estados Unidos, donde el acceso a las armas es más factible; en México las amenazas de un suceso como éste sí se han incrementado, pero en la mayoría de las veces han sido sólo eso, amenazas, sin embargo, las escuelas alertadas, tienen que implementar protocolos para prevenir los riesgos.

Estos casos requieren ser estudiados a fondo, sin embargo, en ocasiones las autoridades no facilitan este trabajo, al contrario, tratan de borrar la evidencia, como ocurrió en Nuevo León hace tres años, pensando que con ello previenen que otros niños y jóvenes se vean influenciados por las imágenes, obstaculizando también la identificación de perfiles de victimarios, sus motivaciones, sus patrones de comportamiento previos asociados con los hechos.

En el caso reciente de la escuela Cervantes  en Torreón, Coahuila, tenemos cinco  aspectos que llaman la atención: la edad del menor; la  pérdida de la madre; la vestimenta parecida a la que utilizó Eric Harris, uno de los perpetradores  de la masacre de Columbine, Colorado, en 1999;  el nombre del video juego escrito a mano en la camiseta y finalmente; como quinto elemento agregaríamos las armas utilizadas, la cantidad y el poder de las mismas.

En este tipo de actos generalmente participan adolescentes en una etapa intermedia, es decir, de los 14 a los 17 años, pero en el caso de Torreón, fue un alumno de 11 años, es decir, en una fase inicial de la adolescencia, lo cual sorprende, ya que no pertenece a la norma, y también nos sugiere que la violencia escolar está descendiendo en cuanto a la edad que requieren los menores para llevar a cabo un acto violento como este.

Se ha señalado por psicólogos clínicos y psiquiatras, que la pérdida de la madre hace  años, seguramente influyó para que el niño se viera afectado emocionalmente. Generalmente en un proceso de duelo ante la pérdida de un ser querido, la persona tienen que transitar cuatro etapas: negación, rabia, depresión y aceptación; es probable que este niño haya  desarrollado una depresión rabiosa, es decir, que la rabia haya dominado el proceso incompleto de duelo, y que no se le viera triste más bien irascible o en el mejor de los casos irritable. A pesar de la lógica de este argumento del duelo no elaborado, no se reportan problemas de conducta previos asociados a la irritabilidad.

También se ha señalado la vestimenta que coincide con la utilizada por Eric Harris quien llevó a cabo el tiroteo en la escuela Columbine, en Colorado hace ya tiempo.  En caso de que esta coincidencia esté fundamentada, requirió que José Ángel, el menor de la escuela de Coahuila, hiciera investigación sobre el hecho, que tuviera admiración por Eric Harris, quien además en vida fue un gamer, es decir, un apasionado de los video juegos que estableció un canal con información sobre los video juegos de su época y algunas destrezas que desarrolló aún llevan su nombre.

Esto último nos conecta con el nombre que apareció la  camiseta de José Ángel, donde se aludía a un video juego violento como muchos, conocido como Natural Selection. En realidad los videojuegos son simuladores que permiten el desarrollo de ciertos aprendizajes y destrezas digitales; pero no sólo de motricidad y coordinación física, además, los videojuegos permiten desarrollar las habilidades emocionales que se requieren para matar virtualmente a los enemigos.  El video juego entrena al usurario para deshacerse de toda empatía con las víctimas. Funciona como un dispositivo de aprendizaje para desensibilizarse  ante el dolor ajeno y deshumanizar el acto de matar.

Para cerrar la pinza y tratar de armar el rompecabezas, tenemos también el acceso a las armas de fuego. En los Estados Unidos es comprensible que tengan facilidad  por la cuestión de la cultura y la legislación que permite que proliferen armas de fuego y de alto calibre. Allá las armas forman parte de sus valores culturales y familiares, en México la legislación es diferente y es más complicado conseguir  armas de fuego, se requiere de dinero y paciencia para realizar los trámites correspondientes.

Es importante considerar no sólo el acceso a las armas, que en este caso seguramente fue a través de algún familiar cercano, también la calidad de las armas, ya que la calibre 25 es legal, pero la calibre .40, es un arma de gran poder prohibida en México. Suponemos que Youtube se encargó de enseñarle a abastecer y recargar las armas, y las municiones las obtuvo de la misma manera que las armas, probablemente sustrayéndolas indebidamente del lugar donde estaban almacenadas en la casa.

Otro aspecto del rompecabezas que  comentaremos es el supuesto buen desempeño académico de José Ángel, con aptitudes sobresalientes; los estudios previos sobre violencia escolar señalan a alumnos con baja autoestima, con dificultades de aprendizaje escolar, baja atención, impulsividad, dificultades en las relaciones interpersonales y la convivencia escolar, problemas de conducta, etc. Hasta el momento, estos aspectos emocionales y conductuales no aparecen en las descripciones de las personas que han sido entrevistadas por los medios.

El perfil de este estudiante del sexto grado, José Ángel, es el de un alumno suicida, con un tipo de acto extendido, donde personas inocentes son involucradas previamente ante la decisión límite; el homicidio precede al suicidio, pero la motivación principal está basada en la rabia depresiva, donde el deseo de venganza, el  odio y desprecio hacia la propia vida arrastra a inocentes consigo.



« Redacción »
Arturo Delgado Moya

Arturo Delgado Moya


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