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Opinión Columna


La democracia en riesgo


Publicación:01-12-2019
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A un año de distancia, seguimos siendo un país de leyes. En lo fundamental, nuestro sistema económico no ha sido afectado.

 

Hace un año —en medio de un clima de expectación— tomó posesión de su cargo como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.


En este mismo espacio, saludamos entonces su llegada como un gran momento de la democracia mexicana, que en 40 años habría transitado de la dictadura perfecta a una democracia electoral madura. Fueron muchos los combates que se emprendieron para arribar a esa meta. La alternancia de 180 grados en el liderazgo nacional fue el corolario de la maduración de un largo proceso democrático.


A un año de distancia, seguimos siendo un país de leyes. En lo fundamental, nuestro sistema económico no ha sido afectado. Conservamos la estructura tripartita de gobierno. Los medios de comunicación, aunque no han sido censurados o expropiados, han padecido desde la Presidencia embates cotidianos y reparto faccioso de la publicidad oficial. La Constitución no ha sufrido —salvo para dar cabida a la Guardia Nacional y a la contrarreforma educativa— transformaciones mayores. Pero un pronóstico realista no puede dejar de advertir que se perfilan tiempos nublados.


Con ánimo propositivo, y desde el liderazgo empresarial, hemos discrepado del gobierno federal y del Presidente cuando las leyes propuestas, las decisiones adoptadas o las medidas aplicadas no han sido las correctas. Nos pronunciamos —siempre respetuosamente y planteando alternativas viables— contra el abandono del nuevo aeropuerto en Texcoco y la construcción del aeropuerto en Santa Lucía, así como la ejecución del proyecto de la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya sin estudios de viabilidad económica e impacto ambiental.


El 1 de julio de 2018 se cumplió a cabalidad con el primer paso, esencial, de la democracia: el proceso electoral fue ejemplar y la victoria del candidato opositor muy clara. Pero la democracia no termina con las elecciones, comienza con ellas. Todo gobierno debe procurar el ensanchamiento de la participación ciudadana, volver más respirable el aire de la plaza pública, animar la democracia participativa. El actual gobierno ha elegido, como instrumentos para promover dicha participación, las consultas populares y las conferencias de prensa matutinas.


Ambos ejercicios han dejado mucho qué desear. Las consultas fueron más bien un mecanismo para legitimar de forma espuria decisiones previamente tomadas. En cuanto a las conferencias matutinas de prensa, éstas se han convertido en un espectáculo mediático donde la mentira, los sofismas y el adoctrinamiento son elementos recurrentes. Son un tribunal del escarnio sin pruebas; un escenario de lucimiento, con preguntas y periodistas a modo; el foro para lanzar apodos, insultos y amenazas a periodistas, líderes opositores, activistas y políticos.


Hay que decir que la necesaria división de poderes en nuestra república no goza hoy sus mejores momentos. Hemos vuelto al tiempo de los diputados levantadedos. El Congreso y el Senado, con mayorías afines al Presidente, han actuado como cámara de eco del Poder Ejecutivo.


El Presidente, así lo ha dicho en reiteradas ocasiones, piensa que es más importante la justicia que la ley. Estas declaraciones, y las acciones que le siguen en consecuencia (como el memorandum que de facto anulaba la reforma educativa), vulneran de forma muy grave el Estado de Derecho.


Por último, no podemos dejar de mostrar nuestra preocupación por los escasos resultados que hasta ahora ha dado la estrategia contra la inseguridad.

Vivimos en el periodo más violento de nuestra historia. Sin el acuerdo y la colaboración de todos no podremos hacer frente a una delincuencia que, como vimos en Culiacán, está muy bien organizada.


Hoy varias de esas instituciones vitales para el funcionamiento de la democracia están en riesgo. Algunas han desaparecido, a otras se les ha mermado por vía del presupuesto, y otras tantas se han supeditado al Ejecutivo. Estamos empeñados en la defensa de las instituciones democráticas.


Tal y como lo expresamos hace un año en estas páginas, reiteramos nuestro compromiso de apoyo al gobierno del licenciado López Obrador (en cuanto jefe del Estado nacional). Deseamos que el próximo año sea próspero para todos los mexicanos.



« Redacción »