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Opinión Editorial


Morena: el nuevo PRI


Publicación:25-11-2019
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Con motivo de una participación en un evento del ITESM, la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky,  visitó la ciudad; y en una reunión con integrantes de ese partido, la sorpresa no pudo esperar, los de Morena seguramente no podían creerlo, al evento no llegó sola, su anfitrión y acompañante era, nada más y nada menos,  un priista distinguido, el arquitecto Abel Guerra. El mensaje era claro, y la lideresa lo expresó ante el cuestionamiento de la prensa: hay que hablar de nuestro partido con los interesados en conocer más de nuestra  fuerza política.

En los medios se especula que  la presidenta municipal de Escobedo, Clara Luz Flores (esposa de Guerra), podría dejar las filas priistas para unirse a las de Morena en pos de la candidatura a la gubernatura por Nuevo León, que tendrá lugar en  el transcurso del 2021. Un cambio de partido no deberá sorprendernos considerando la situación del PRI (tan lamentable y merecida) a nivel nacional y local.

El PRI forma parte de una oposición que no ha asumido ese papel; el único partido que ha actuado en ese rol y de manera poco efectiva ha sido el PAN. El PRI ha literalmente nadado de muertito, acomidiéndose a las iniciativas de Morena a cambio de negociaciones que le beneficien. ¿Dónde está Osorio Chong que debería ser un referente opositor? Nadie sabe ni nadie supo qué fue de él.  Agazapados hasta nuevo aviso, así están los priistas a nivel nacional.

A nivel local, la situación está peor. No sólo no han reconocido la debacle, al contrario, están entusiasmados e ilusionados con dar la pelea en el 2021. Tan es así que están contendiendo por el control del partido a nivel local. Hay un grupo que tiene mayoría, denominado “Los medinistas”, que son líderes que surgieron durante la administración del gobierno estatal anterior, y que han logrado sobrevivir a los aspavientos iniciales en su contra que generó la administración independiente del Bronco,  que no fue más que mucho ruido y pocas nueces.

Morena es el nuevo PRI, y esto no es un hecho, es un proceso,  que surgió del liderazgo de AMLO durante su lucha desde la oposición. AMLO generó un movimiento social originalmente, el partido vino después. Al ser un movimiento se integran muchas fuerzas políticas diversas, provenientes del antiguo PRI, del PRD, y otras corrientes ideológicas. AMLO le dio su sello personal al partido, y ahora desde el gobierno, cada vez es más clara su posición política e ideológica que permea a Morena.

La obsesión de AMLO es la lucha contra la corrupción, que moralmente es una motivación incuestionable, de hecho, la apoyamos abiertamente; la otra obsesión del presidente mexicano es la lucha por la justicia social. Esta bandera es una antiguo ideal del PRI en sus inicios hasta antes de que los neoliberales ocuparan la dirigencia del mismo.

Ayer y durante este fin de semana AMLO visitó al México profundo en la sierra de Guerrero, un lugar dominado territorialmente y controlado por los delincuentes; el presidente ha sido inteligente en resistirse a declarar la guerra contra ellos, si lo hiciera, no le sería posible recorrer los caminos del país como lo hace, con poca seguridad, en transportación terrestre y con el uso de vuelos comerciales.

Emulando a Lázaro Cárdenas busca el encuentro con el México profundo, con la población que ha estado desamparada y abandonada por los gobiernos neoliberales. AMLO se ha mostrado generoso y los programas sociales para beneficiar a la población adulta mayor e indígena son loables independientemente del clientelismo que generen.

Lo pudimos constatar en múltiples ocasiones, como no faltaba en alguna comunidad, una persona mayor, sin familiares, que sobrevivía solo en una pequeña habitación, y con problemas de salud y movilidad, dependía de la buena voluntad de los vecinos, quienes “le daban la vuelta” y le daban “un taco”, como un acto de solidaridad voluntario.

Esas escenas tan indignantes no deben volver a presentarse con los programas de bienestar social del gobierno, ahora esta población desprotegida y desamparada, contará con un pequeño ingreso para su manutención mínima. No más hambre ni olvido para las personas en desventaja social.

Este sentido de justicia social de AMLO rescata el espíritu noble del viejo PRI, los ideales que movieron originalmente a este partido fueron los que resultaron de la lucha revolucionaria del México del siglo XX en sus inicios. AMLO representa lo mejor del viejo PRI en su vocación populista por generar bienestar en la población.

AMLO asimiló el espíritu de las prácticas priistas por una lucha por la justicia social, que se perdieron con   las malas prácticas autoritarias, antidemocráticas y de corrupción que llevaron a ese partido al borde la extinción actual.

Recordemos que AMLO se formó políticamente bajo la sombra del gobierno priista de Echevarría Álvarez, de allí aprendió cómo hacer política para beneficio del pueblo, principalmente los más desprotegidos, especialmente como director del instituto indigenista. Y como antecedente AMLO tiene a Lázaro Cárdenas que también se convirtió en protector de los grupos más marginados del país, además, fue la época durante ese periodo de los años 30, cuando la educación mexicana se declaró socialista, considerando al régimen del general con una orientación izquierdista muy clara.

Morena surge como un partido de izquierda, el PRI de los años treinta transitó de la izquierda hacia el centro, y luego, con Miguel de la Madrid, en 1982, empezó a desarrollar postura de centro derecha, con la participación de los tecnócratas y neoliberales. En el caso de Morena, es un partido muy joven, le falta un proceso de madurez  para ver de qué está hecho, si depende o no del liderazgo moral de un solo hombre, o si logra consolidarse como una institución política independiente.

Las políticas de AMLO, especialmente los programas sociales están generando una base social beneficiada que se convertirá en una estructura clientelar directa, sin intermediarios; difícilmente estos beneficiados rechazarán en un futuro, la oferta política de Morena, independientemente si AMLO sigue o no como líder de ese partido.

Esta inversión millonaria del presupuesto en beneficio de los  más pobres, tan justa, brinda a Morena, como efecto secundario, la posibilidad de sostenerse en el poder, por un período importante de tiempo, no sabemos cuánto, pero podría ser al menos una década. En el espacio ideológico, Morena ha suplantado el rol protagónico que tuvo el PRI por las causas populares, y por los programas implementados, la lealtad del pueblo podrá mantenerse  del lado de Morena y llevar al PRI a su extinción temporal por ese período.

En un escenario optimista para el PRI, estaríamos pensando  que dentro de una década podría estar en condiciones de regresar con lo poco que quede del mismo. Así que la opción actual que puedan tomar ilustres priistas por abandonar ese barco y subirse al de Morena, es una decisión pragmática e  inteligente.

 

 

 

 

 



« Redacción »
Arturo Delgado Moya

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