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Opinión Columna


De sueños.


Publicación:05-11-2019
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Al reflexionar sobre la muerte me asombro cómo los mexicanos jugamos, bailamos, cantamos y tomamos con la catrina

Me reclamaba mordiéndose los labios y su ojos cristalinos querían estallar en cascadas de aguas saladas, me reclamaba que yo la había secuestrado, que se la entregara; yo no era tan estoico como mi hermano Gabriel, a mí sí se me escurrieron las lágrimas hasta el suelo, mientras le explicaba que estaba muerta, que nuestra madre había muerto de cáncer hace ya más de veinte años.

Cuando desperté de mi sueño, efectivamente estaba empapada mi ropa de lágrimas. ¿Por qué soñé eso?, me preguntaba. ¿Acaso porque estos días he estado tirado en la cama, con fiebre, por un virus o un probable dengue? ¿Porque es noviembre, mes de los santos difuntos? ¿O porque acaba de pasar octubre, el mes que la Organización Mundial de Salud ha declarado como el mes rosa, el de la prevención contra el cáncer de mama? No sé, pero también pensaba ¿por qué mi hermano Gabriel?

Quizás porque hace algunos meses nos distanciamos, no cruzamos palabras, sólo lo necesario y extraño sus pláticas de futbol, de toros, de literatura, de cine, sobre Joaquín Sabina… de cosas mundanas como cantinas, cervezas, de amores imaginarios y de la eterna discusión sobre quién era el consentido de mamá él o yo.

También en ese momento me di cuenta que nunca les he preguntado a Martha y Pavis, mis hermanas, si se han hecho la autoexploración de la mama o un examen de mamografía; según cifras del OMS, en el mundo se detecta anualmente casi un millón y medio de casos de mujeres con cáncer de mama, de los cuales casi medio millón ya es avanzado, es decir casi eminente muerte.

Al reflexionar sobre la muerte me asombro cómo los mexicanos jugamos, bailamos, cantamos y tomamos con la catrina; es un sentido de la muerte tan relajado y festivo que vemos en ella la tragicomedia perfecta; tengo que reconocer que en este contexto encajaría perfecto mi hermano Gabriel, quien de pitufo gruñón se convierte en un extraordinario “clown” imitando a todos los miembros de la familia.

No sé si se harán presentes en mis sueños, por estos días “mágicos “ mi madre, mi padre o algún amigo que se adelantó en el camino; aunque confieso que si pudiera elegir, en esta ocasión mi sueño ideal sería con mi hermano “Gabo” riendo, bailando, tomando una Carta Blanca, oyendo una rola de Joaquín Sabina, celebrando la vida y sin duda le diría: “Ya pasó carnal perdón , no está mamá, pero estamos todos tus hermanos. Te quiero”.



« Redacción »