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Opinión Columna


4o. Informe


Publicación:11-10-2019
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No hubo mucho qué informar en términos de obra, pero la gestión de un estado no necesariamente se evalúa por la obra material sino por otros aspectos

Después de un tira tira tenso y pretenso, equivalente a la dicharachera especie de los remolinos equidistantes de la polaridad adocenada, el gobernador del Estado, Jaime Rodríguez Calderón, presentó ante el Congreso de Nuevo León, que se supone representa al pueblo, su cuarto informe de labores.


Para unos, lo que dijo no concuerda con la realidad y no es sustantivo de la obra mayestática que también se supone debe hacer todo gobernador o alcalde, y que es un parámetro de medición de la eficacia o no eficacia del mandatario en turno; para otros, el gobernador se concretó a señalar lo que se ha hecho sin que suenen las bocinas a altos decibles, como la labor agropecuaria, la educación 4.0 impulsada sobre todo por Conalepnl, el manejo equilibrado de la esa sí mayestática deuda pública que dejaron sus antecesores Rodrigo Medina y Natividad González Parás; para otros tantos, el informe de gobierno pasó desapercibido porque la preocupación por el declive de los Rayados es más que triste, lamentable.


La andanada unilateral por castigar al gobernador por haber utilizado recursos públicos y personal de gobierno para recabar las firmas en su intentona por la presidencia de la República, fue el antecedente de una crispación pre informe, que no pasó a mayores por ser producida por un partido, Movimiento Ciudadano, y no seguido por otros partidos, ya que desde luego sería un interés partidista. Valga la redundante redundancia.


Pero como quiera llegó. Y si tiene asuntos pendientes, en este campo, pues todavía sigue el proceso legal. Y se resolverá conforme a lo estipulado. Se decía que un suplente sería nombrado al caer la cabeza gubernamental. Sí, pero ¿quién? ¿De qué partido? Si el gobernador llegó sin partido por qué sería un partidista el que ocupara su lugar. Y por qué el PRI, el PAN o Morena.


Un aspecto valioso del informe es que el gobernador no ha permitido, como sus antecesores, el aumento a la tarifa del transporte urbano, como lo prometió en campaña. Chueco que derecho así ha sido hasta el momento. Si se pusiera un gobernador sustituto, lo primero que haría sería aumentar el precio de la tarifa urbana, fuera del partido que fuere: el PAN, el PRI o Morena.


Y chueco que derecho, el gobernador ha apuntalado la educación como una de las prioridades de su gestión. Sobre todo la relacionada con la llamada Cuarta Revolución Industrial, ya a la vuelta de la esquina, en los colegios de educación profesional técnica. Problemas, los hay. Y muchos.


Y otro de sus aspectos, es que hizo a un lado el pesado lastre del sindicalismo cetemista. De todos es conocido cómo ese gremio que no tiene nada de movimiento obrero las gasta en términos políticos. Pues bien: el gobernador logró hacerlo a un lado y ya no pesa en las decisiones gubernamentales. Y tampoco en el transporte urbano, que era una calamidad.


Sí: no hubo mucho qué informar en términos de obra, pero la gestión de un estado no necesariamente se evalúa por la obra material sino por otros aspectos.



« Redacción »