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Opinión Editorial


Salmerón, Lady Bomba y las redes sociales


Publicación:23-09-2019
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El triángulo que lo constituyen las redes sociales, las declaraciones personales y la representación institucional, cobra cada día más vigencia y tiene mayores repercusiones sociales y administrativas. Lo que está en juego en este triángulo es el derecho a la libre expresión de las ideas, la cual se ve ahora mediada principalmente por las redes sociales, y que está también regulada por el peso de la representación o vinculación institucional que los sujetos poseen en ese momento dado. Se trata de un derecho constitucional que no está libre de las presiones propias del contexto social.

Durante esta semana la dinámica derivada del triángulo que mencionamos, la hemos visto desarrollarse  de manera interesante y con las consecuencias que conlleva para los involucrados. Empezamos con el caso de Ximena García, una copilota de una empresa privada dedicada al transporte aéreo; como seguramente lo venía haciendo previamente, decidió expresar sus opiniones libremente en el Facebook, esto a propósito de los festejos que realizó el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por motivo del día de Independencia mexicana, comentando en son burlón: “Debería de caer una bomba en el Zócalo, nos haría un favor a todos…”.

Lo del son burlón es una perspectiva que suponemos estaba en el fondo del comentario, el cual fue secundado por otra compañera de García, sin embargo, el mensaje se viralizó de Facebook para el mundo; inmediatamente los periodistas se lo hicieron saber al Presidente en la conferencia mañanera, por lo que AMLO respondió que debería Ximena pedir una disculpa pública. Esto fue lo que hizo finalmente García, sin embargo, la compañía para la que trabajaba decidió suspenderla a ella y a la amiga que quiso solidarizarse con el comentario; sin proponérselo, la piloto mexicana, puso en un hilo su estabilidad laboral, siendo su futuro incierto en este  tema.

Tenemos también en esta semana, otro caso pero ahora de un funcionario público, poco conocido por cierto, pero que saltó a la fama de las redes sociales por motivo de una publicación que se viralizó, donde a propósito de la conmemoración del asesinato del empresario regiomontano, Eugenio Garza Sada, publicó, siguiendo las ideas expresadas por jóvenes guerrilleros de aquella época, señalando que se trataba de un empresario muy tozudo, valiente, aguerrido, que no permitió ser secuestrado  y que junto con Bernardo Chapa y Modesto Hernández, se resistieron al intento de privación ilegal de la libertad.  Refiriéndose a la liga 23 de Septiembre aseguró que quienes intentaron secuestrarle eran “valientes jóvenes…”. 

La respuesta del empresariado mexicano y de otros sectores de la población no se hizo esperar, y la crónica de la renuncia del fallido funcionario era esperada, la expectativa creció y finalmente, en un desplante de confianza al esperar ser reivindicado por AMLO, se dirigió a éste llenándole de elogios, en espera de su reinstalación;  pero como parte de su inexperiencia en el mundo de la micro política institucional, propio de algunos académicos de izquierda que dan el salto de un campo a otro, antes de poder recular, su jefa, la secretaria de Cultura, tomó en serio la carta de renuncia y, simplemente, nombró a otro igual o más calificado que el propio Salmerón.

Tres errores cometió Salmerón: el primero fue no discernir que como funcionario no es importante su postura ideológica personal, sino la postura oficial institucional desde el cargo que representa; el segundo error fue confiar en su suerte, tomar como antecedente el caso Paco Ignacio Taibo II, que logró sobrevivir en el cargo a pesar de sus declaraciones soeces y agresivas; el tercer error fue no leer los signos de la micro política al interior  del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas, ya que por lo que podemos suponer, la jefa no tardó en nombrar a otro en su lugar.

Salmerón  pudo haber tomado como referencia, no sólo el caso de Paco Ignacio Taibo II, también el de José Manuel Mireles Valverde, el subdelegado del ISSSTE regional en Michoacán, una figura realmente impresentable, que con su chaquetín de médico, impulsa actividades fuera del marco legal, como las autodefensas, que como sabemos tienen vínculos con cárteles del narcotráfico; un médico que utiliza un lenguaje ofensivo de género, y que hasta el momento ha logrado sobrevivir en el puesto.

En este sentido, Pedro Salmerón ha resultado un verdadero novato en el campo de la política, seguramente en esta semana ha aprendido más sobre la dinámica del poder en las instituciones, que lo que pensaba conocer sobre el tema a raíz de su formación como historiador, donde el investigador si algo trata de analizar es la lucha por el poder que se da en los episodios de la historia humana.

Es interesante observar cómo el mensaje, el emisor y el receptor, los tres elementos que constituyen el análisis de la comunicación humana, deben integrar en este modelo, la importancia del medio de comunicación, especialmente considerando a la naturaleza propia de las redes sociales, que tiende a volverse viral en cuestión de minutos; y también el contexto social donde ocurre,  en este caso , el emisor tiene que desdoblarse de sí mismo, para reconocerse en la función social que le otorga un puesto público o privado, donde no puede ejercer libremente su libertad de expresión, auto restringiendo la misma, de acuerdo a lo esperado como funcionario o empleado, con una responsabilidad moral y social que determina la autocensura y coarta su  propia libertad de expresión.

Aquella persona que realmente quiera ser auténtica y comunicar espontáneamente su mensaje, requiere no poseer una investidura institucional que le constriña su liberad de expresión, o atenerse a las consecuencias, como el caso de Ximena y de Pedro, también de Paco y de José, ya mencionados.

Nos preguntamos, ¿cuántos casos más como éstos tendrán lugar a lo largo de la 4T? Seguramente la curva de aprendizaje sigue activa, especialmente para aquéllos que provienen del mundo de la academia y para quienes, las leyes del poder en la dinámica de la micro política organizacional, no son muy conocidas, y la novatada emerge, de manera espontánea y  sin percatarse de las consecuencias que implica, transmitir mensajes por las redes sociales  como si el contexto social y las funciones sociales e institucionales, como emisor, no existieran.



« Redacción »
Arturo Delgado Moya

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