Desde su llegada al futbol de nuestro país Ricardo Ferreti de Oliveira, de ascendencia brasileña y apodado "Tuca" ha estado rodeado de una estrella que lo guía en su andar y que en la mayoría de las veces han iluminado su carrera profesional, primero como jugador y posteriormentre como entrenador.

Procedente del equipo brasileno Bonsucesso, llegó a México a jugar con el Atlas de Guadalajara a finales de la década de los setenta, equipo con el que descendió. Ese fue motivo para no seguir jugando y lo que nunca le ha pasado como entrenador en toda su carrera, ingresó a las filas del desempleo.

Pocos conocen esa historia, pero ¿quién creen que fue el que lo rescató de los problemas laborales? Miguel Mejía Barón, quien en ese tiempo desempeñaba un puesto directivo en Pumas de la UNAM. Ahora se entiende que ese personaje sea tan influyente en las decisiones técnicas y tácticas del bigotón, como se le conoce también al entrenador nacionalizado mexicano. Jugó para otros equipos, entre ellos Rayados de Monterrey, donde pasó sin pena ni gloria. Hay personas y jugadores que nacen con estrella y otros estrellados, Tuca es de los primeros, porque su despedida como futbolista no pudo estar mejor, ni estar rodeada de todos los elementos básicos para un guión de motivación y héroes como el del cine de norteamericano.

Final contra América, el rival más odiado, jugando en su estadio y con su gente y anotando el gol del campeonato, un tiro libre al ángulo y pegándole como coloquialmente se dice en el barrio "como patada de mula", su entrenador era su amigo Mejía Barón.

Lo sostengo, a Tuca Ferreti lo sigue una estrella aunque en ocasiones lo opaca ella misma. Digna y soñada despedida como jugador, ya estaba listo para dirigir a algún equipo de la Primera División del Futbol Mexicano y debutó con sus Pumas, pero donde comenzó a destacar por su efectividad y orden táctico fue con el equipo más popular, Chivas de Guadalajara, equipo al que le regresó su grandeza y llevó al campeonato, luego de una aguda sequía. Hay dos cosas que no se pueden negar de este personaje. que es un técnico efectivo y que tiene un temperamento de los mil demonios. Ambas situaciones lo han llevado a tocar el cielo del éxito, pero también el infierno del descrédito como persona y figura pública.

Genio y figura, ángel y demonio. Como entrenador tiene varios records importantes en el futbol nacional como el que más torneos seguidos tiene dirigiendo, más partidos como entrenador, de los que tiene más títulos, pero también es de los que más finales ha perdido en la historia y no ha podido destacar con sus equipos a nivel internacional. Tarea pendiente, porque ni La Copa Libertadores y menos La Concacaf puede presumir.

Ya es un histórico del balompié azteca y sobre todo de Los Tigres de la UANL, tres etapas como técnico, esta última será más recordada, porque llegó cuando el equipo tenía serios problemas de descenso y los recogió del piso para colocarlos en lo más alto de las vitrinas, donde actualmente se encuentra. Cinco Ligas, una Copa MX, algunos títulos como campeón de campeones entre otros, más de una decena de finales disputadas. S

on algunos de sus blasones con el cuadro auriazul, a final de cuentas al grueso de la nación felina le importa una estrella más. Este curriculum parece inventado, pero es real y lo más importante es que ha sido en menos de una década. Como les comenté, es muy efectivo, pero no hay que confundir efectividad con espectacularidad y entretenimiento. A pesar de tener en los últimos años a uno de los mejores planteles sino es que el mejor del continente, siempre es criticado por su estilo de juego que para muchos, incluso de sus aficionados es aburrido y apático y con todo y sus campeonatos la gente se queda siempre con ganas de más diversión. La globalización y desarrollo comercial del futbol y las marcas de los equipos han propiciado que el espectáculo se haga a un lado y se trate de ganar un título sin importar el cómo y menos la forma.

En Tigres, hoy más que nunca el fin justifica los medios y se pudo ver contra León, la final más aburrida de los últimos años. Este egoísmo futbolístico del Tuca ha sido el causante de que poco a poco el futbol mexicano se haya vuelto rígido, áspero y carente de atención y emociones. Cada vez hay menos goles y más toques laterales. Es más fácil que una unidad de la Ruta 116 Sada Vidrio llegue al Centro de la ciudad que Tigres llegue al área rival.

Así de aburrido juega, pero es efectivo y eso tiene contento a directivos y afición. Jugar en Tigres es el sueño anhelado de muchos, porque sus sueldos y prestaciones son superiores a las de muchos, pero para los que llegan se convierte en un martirio por la disciplina autoritaria y castrense de Ricardo Ferreti. Nadie habla y pobre de aquel que la haga, es aislado o marginado del primero equipo, aplica la del PRI de hace algunos años, quien se moviera no salía en la foto. Aparte de afectar y dañar al futbol por su estilo feo, pero efectivo también sepultó uno de los propósitos de un equipo profesional como lo es la formación y desarrollo de jóvenes, en Tigres no existe eso y de nada sirve que algún muchacho tenga buenas cualidades si no va a ser tomado en cuenta mientras se encuentre en el banquillo el actual entrenador. ¿Qué pensará un joven que juega en las filiales de Tigres si sabe que no habrá oportunidad de sobresalir?

Las incongruencias del futbol, estás en una de las mejores instituciones, pero con poco o nulo futuro para los canteranos. Ese temperamento iracundo y explosivo de Ferreti lo ha traicionado fuera de la cancha y se ha visto envuelto en actos bochornosos y vergonzosos para una persona. Se le ha olvidado que es una figura pública y que representa a una de las instituciones educativas más importantes de México como los es la Universidad Autónoma de Nuevo León y a una empresa líder en su ramo y con desarrollo a nivel internacional como lo es CEMEX. Deplorable su actitud de maltratar a personas de la tercera edad por un accidente vial en el que resultó afectado. O como en repetidas ocasiones concluye las ruedas de prensa posteriores a algún partido con argumentos muy obsoletos obstruyendo la labor del periodista y denostando esta noble y labor de informar a la población.

Este actuar contraviene su estatus de líder, pisoteando los valores y códigos de ética de las instituciones que representa y que por lo visto se limpia la cara con ellos y los tira a la basura como pañuelos desechables. Nunca me había tocado ser testigo de que alguna persona con su comportamiento estuviera por encima de alguna institución y menos de las que mencioné anteriormente. Hoy lo compruebo, porque ni el Rector de la UANL en turno y mucho menos algún alto directivo de esa famosa cementera se han pronunciado en contra de este modus vivendi de su su trabajador, menos he visto que haya sido sancionado públicamente. Ese es el estilo del nacionalizado mexicano, polémico y señalado para bien o para mal por gente del medio del futbol.

Una cosa es innegable y no se puede negar, Ricardo Ferreti de Oliveira sacó a Tigres de la mediocridad en la que estaba embarrado y lo colocó en donde actualmente se encuentra, en el cielo, en el techo del futbol mexicano aunque la gente se quede con ganas de más, pero para los aficionados del equipo de San Nicolás no importa mucho, no existe nada más hermosos que una copa. Tigres ya se acostumbró a los títulos, pasó del hábito a la costumbre, aunque a muchos no les guste su estilo. Cada vez más la gente habla de Tigres y eso es bueno para posicionar la marca y estilo.