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Opinión Columna


Evo Morales, la reelección y una promesa incumplida


Publicación:04-08-2019
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La candidatura es evidentemente anticonstitucional y convierte a Evo Morales en un candidato que viola una Constitución Política impulsada por él mismo.

 

Era 2005 y el mundo miraba expectante el triunfo del primer presidente indígena de Bolivia. Con casi el 54% de los votos, Morales ganó en una primera vuelta gracias a un discurso antisistema impulsado primordialmente por el debilitamiento institucional de los partidos políticos que fueron cediendo espacios a movimientos sociales. El resultado, el crecimiento del movimiento indigenista encabezado por Evo Morales. El MAS (Movimiento Al Socialismo) se posicionó como una opción viable para ejercer el poder sobre la base de criticar al sistema político en sí mismo. Ese discurso antisistema le generó una base electoral muy grande debido al hartazgo de la ciudadanía con el mal desempeño de los gobiernos anteriores.


Evo impulsó entonces, desde el principio un cambio rotundo, desde la base misma del Estado: la Constitución para definir un nuevo ser y modo de ser el Estado Boliviano cambiando paradigmas y modificando estructuras institucionales desde la raíz. Gracias al gran apoyo popular con el que obtuvo el poder, Evo fue capaz de convocar a un Congreso Constituyente y promulgar una nueva Constitución.


Era 2009 y las negociaciones en el Congreso Nacional estaban estancadas. La oposición se negaba a dar los votos necesarios para obtener la mayoría de dos tercios que permitiría hacer la convocatoria a referéndum. El motivo: aseguraban que el presidente Morales buscaba reelegirse. Para destrabar el asunto, Evo Morales firmó un acuerdo con la oposición que fue dado a conocer a la opinión pública: se presentaría como candidato nuevamente a las elecciones de 2010 pero ya no buscaría la reelección en 2014.


El artículo 169 de la nueva Constitución establece que el mandato del Presidente es de cinco años y puede ser reelecto por una sola vez de manera continua. En este sentido, la interpretación sobre los mandatos presidenciales resultó crucial. Desde la visión oficialista se considera que el primer mandato de Morales (2006-2009) no contaría porque fue bajo la "Constitución anterior". Por tanto "el primer periodo" habría empezado en 2010. En este sentido, la Constitución lo autorizaría a reelegirse (por tercera vez en la práctica) en 2014. De ahí la importancia del acuerdo que destrabó en su momento la convocatoria a Referéndum constitucional.


Sin embargo, llegó el 2014 y Morales, violando aquel acuerdo, se presentó, una vez más, como candidato presidencial en las elecciones con un mandato que durará hasta 2020. Para Evo no fue suficiente: desde 2016 ha venido impulsando reformas constitucionales que le permitieran una nueva reelección en 2019. En el referéndum de aquel año, el NO se impuso con más del 51%. A pesar de ello, en 2017, el Tribunal Constitucional Plurinacional habilitó su postulación fundamentado en la Convención Americana de Derechos Humanos. Una interpretación tendenciosa del artículo 23 que protege el derecho a ser votado pero que no tiene referencia alguna a la reelección ni mucho menos a la que es indefinida. A pesar de ello, el Tribunal Electoral avaló su candidatura y hoy por hoy, Evo Morales es, una vez más, candidato presidencial.


La candidatura es evidentemente anticonstitucional y convierte a Evo Morales en un candidato que viola una Constitución Política impulsada por él mismo.

Lamentablemente la oposición se ha quedado sin instrumentos jurídicos para contravenirla, queda el voto de la ciudadanía. Con un 37% de intención de voto en primera vuelta y un empate técnico de 40 vs. 38% en la segunda, es probable que sea la ciudadanía la que logre ganar las elecciones del próximo 20 de octubre.



« Redacción »