banner edicion impresa

Opinión Columna


Indocumentados


Publicación:02-08-2019
version androidversion iphone

++--

Lo cierto es que los migrantes en Nuevo León son el espejo en el que no queremos mirarnos.

De los relatos bíblicos a nuestros días, el éxodo es uno de los fenómenos sociales internacionales más lacerantes y extraños de cuanto sucede en el ámbito de la civilización bárbara, propia del siglo XXI. A lo largo de los años el esquema es el mismo: de los países más amolados del tercer mundo, salen en busca de esperanza miles de ciudadanos que han agotado en su tierra natal la posibilidad de acceso a una vida digna y de mejores garantías para sus familias. No hay futuro en medio de la miseria, la violencia y la barbarie.


La migración forzosa es un conflicto internacional que implica problemas largos vía gestiones, acuerdos entre presidentes y secretarios de relaciones exteriores y, desde luego, las condiciones de vida de quienes tienen la carga más pesada: los migrantes. Cual peregrinos sin desearlo, son mal vistos por sus coterráneos que los acusan de cobardes y traidores, y por los ciudadanos de los países a donde llegan. No tienen lugar, no tienen cabida: son prófugos de sí mismos. Oscuridad y abandono: desalojo espiritual.


México se ha visto inmerso en ese conflicto merced las enormes caravanas de centroamericanos paupérrimos que atraviesan ilegalmente el suelo mexicano para acceder al supuesto paraíso añorado: Estados Unidos, cuando en realidad es un viaje al infierno. Como conejos en el monte son cazados por el gobierno norteamericano, en especial en la era de Trump, conocido por su xenofobia.


Lacerante y extraño. Lacerante: al igual que el éxodo bíblico, un lecho de dolor; extraño, porque no se da explicación concreta a la huida de habitantes de sus propios países, si acaso se esboza que es por la pobreza, la miseria y la falta de apoyo de sus gobiernos en todos los sentidos. Pero ningún país centroamericano está en guerra para que salgan huyendo. Extraño también porque los países de origen, los respectivos gobiernos no hacen mayor cosa para impedirlo y evitar perjudicar a México y condenarlos a una muerte segura en Estados Unidos.


Y también sin explicación y también lacerante son las acciones del gobierno mexicano. Para empezar por qué se permite el ingreso al país a ciudadanos de otros países sin documentación oficial, por qué México invierte millones de dólares en los países afectados para impedir que la gente huya cuando son esos mismos países los que deben invertir, porqué se les da facilidades si no tienen los papeles en regla, toda vez que no son exiliados políticos ni refugiados de guerra.


Al norte del país, Nuevo León, en concreto Monterrey y su área metropolitana, es paso obligado de los ilegales y eso ha causado problemas entre los nuevoleoneses, el primero, la inseguridad; el segundo, el repudio. Y el gobierno Bronco no tiene contemplado presupuesto para atención a los migrantes. Varias organizaciones de la sociedad civil, iglesias de diferentes nominaciones han tomado cartas en el asunto equipando albergues para dar posada y proporcionar alimentos. Esta semana se dio a conocer que el gobierno independiente piensa (piensa) construir una ciudad santuario para el referido caso. Pero vaya usted a saber si sólo es una más de las bromas del gobernador.


Lo cierto es que los migrantes en Nuevo León son el espejo en el que no queremos mirarnos.



« Redacción »