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Opinión Columna


Las sorpresas


Publicación:24-07-2019
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El mal llamado estrés, como el aburrimiento, por ejemplo, pueden destrabarse cuando alguien decide darle lugar en su vida a la sorpresa y al cambio

Una frase de uso común dice que la vida es eso que sucede fuera de toda planeación. Para sorpresa de quien gusta calendarizar cada detalle de su vida, quizás opinará algo diferente.

Dicha frase opera con el supuesto de que “la vida” sería sólo aquello que escapa a la planeación, algo que sorprende, un encuentro, una contingencia. Y claro que hay mucho de eso en las vidas humanas, ya que nosotros no sólo tenemos una vida biológica compartida por todos y sujeta al paso del tiempo, sino una vida subjetiva, que cada uno inventa, la vida que merece ser vivida, más en relación con la creación, con un deseo, organizada a partir de emprender algo nuevo. Ya que todo deseo requiere invención y amplificación.

Un deseo, por principio, no puede expresarse, ni vivirse en algo hecho en serie, requiere creación. Pero -y he ahí la paradoja- ¿Y qué tal si alguien hace su propia serie, ya no organizada por un deber ser, sino por un interés genuino, un deseo de vida? ¿Haciendo de su propio interés un sistema propio?

Pensar, permite a los humanos, operar en una cierta dimensión de la realidad, como lo es la del lenguaje; nombrar describir, delimitar, planear, y en cierta forma, anticipar (lo que puede ser previsto) las experiencias humanas. La matemática, las estadísticas y softwares de simulación de escenarios económicos y ambientales, trabajan con algoritmos que permiten una cierta anticipación, reducción de riesgos, por ejemplo. No obstante, en todo ese proceso, existen contingencias, sorpresas, -agradables, desagradables, de muchos tipos- que nos hacen despertar de ese sueño tranquilo en el que vivíamos, hasta nuevo aviso. Mostrando que siempre hay algo que se escapa a toda forma de simbolización, un núcleo duro que resiste a ser operacionalizado, controlado, pronosticado. Eso a lo que el psicoanalista francés Jacques Lacan nombró como lo Real.

Ante lo Real, como ante las sorpresas de la vida, frente a lo no calculado de las mismas, podemos reaccionar de diferentes formas: hay quienes reaccionan con enojo, desesperación, maldiciendo su suerte, buscando culpables (Dios, los padres, la pareja, la vida, el jefe del trabajo, el clima…entre los más solicitados para tal menester) planteando estrategias de vigilancia y control, para que no vuelva a suceder. Algunas de ellas funcionan, pero como no son garantía, pues también poseen algo que escapa a ser operacionalizado, ese .00001% de la variable extraña que no logra ser controlado, que sorprende y con lo que todo vuelve a comenzar.

Otra forma de respuesta ante la contingencia es la de apertura ante la sorpresa de lo que pudiera revelarnos, apertura y creación ante las sorpresas. Sigmund Freud creó un método, el psicoanálisis, a través del cual la persona abandona toda forma de control de su decir: Hable de todo lo que le venga a la mente, no se censure, no se filtre”, invitaba con ello a sus pacientes a conocer algo de lo que los había movido a que hicieran/sufrieran/desearan… tal o cual cosa.

Justamente al colocarse en una posición de no control de su decir, el paciente posibilitaba la emergencia de “otras escenas” confeccionadas de ideas que al principio parecían descabelladas por no tener una lógica convencional, revelando sorpresivas verdades. La verdad siempre es una sorpresa que arriba por equivoco, malentendido, confusión. Por ello darle lugar a las sorpresas es de alguna forma, abrirse a lo nuevo que requiere ser inventado; amplificando los horizontes.

El mal llamado estrés, como el aburrimiento, por ejemplo, pueden destrabarse cuando alguien decide darle lugar en su vida a la sorpresa y al cambio, a tomar decisiones. Pues la decisión es eso que está ausente en sus vidas, optando por la programación interminable e insatisfactoria, justamente por querer con ello evitar los riesgos que toda decisión siempre porta consigo. Solo que al hacerlo, también se pierde la vida misma, sus sorpresas.

camilormz@gmail.com



« Redacción »
Camilo Ramírez Garza


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