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Opinión Columna


¡ABC no se olvida!


Publicación:04-06-2019
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Al igual como en otras luchas por la justica en nuestro país, la histórica consigna que ahora se proclama es ¡5 de junio no se olvida!

A diez años del incendio en la Guardería ABC de Hermosillo, Sonora, tragedia que costó la vida a 49 bebés y afectó a 70 que sufrieron quemaduras y daños permanentes en su salud, cada 5 de junio será fecha de luto no sólo para la comunidad educativa infantil, sino para nuestra sociedad en general.

Al igual como en otras luchas por la justica en nuestro país, la histórica consigna que ahora se proclama es ¡5 de junio no se olvida!

Nunca debemos olvidar el 5 de junio del 2009 y tenemos que recordarlo para que no se vuelvan a repetir funestos sucesos y ninguna tierna vida humana se pierda por acción u omisión de cualquier autoridad pública.

Desde aquí manifestamos nuestro fraternal y solidario reconocimiento a las madres y a los padres de la Guardería ABC que, a pesar del terrible dolor por tan desgarradora desgracia, lograron lo impensable en nuestro México en la lucha por la justicia y en contra de la impunidad:

1.- Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolviera en definitiva las sentencias de prisión para 19 acusados por el incendio, con penas de 14 a 29 años de cárcel por homicidio y lesiones culposas y,

2.- Que el Congreso de la Unión y la Presidencia de la República promulgaran la Ley General de Prestación de Servicios para la Atención, Cuidado y Desarrollo Integral Infantil, denominada Ley ABC.

Más allá de dichos alcances, es un deber de quienes nos dedicamos a la educación, atención y cuidado de la niñez en edad temprana, el realizar un ejercicio permanente de memoria y de reflexión sobre las víctimas (25 niñas y 24 niños) trágicamente fallecidas en la Guardería ABC. Reflexión que debemos convertir en acción en el diario trabajo, con el compromiso de no desatender ni descuidar a niñas y niños bajo nuestra responsabilidad, gracias a quienes nos los confían durante su jornada laboral.

Lo importante es que la nueva reforma educativa de gran alcance y largo aliento, promulgada el 15 de mayo, sienta las bases para garantizar a la niñez mexicana el derecho a la educación inicial durante la primera infancia.

La reforma obliga al Estado a impartir educación inicial, pero también obliga a madres, padres y tutores de ser responsables de que sus hijas, hijos y pupilos concurran a las escuelas a recibirla, participando en su proceso de enseñanza-aprendizaje, revisando su progreso y desempeño y velando siempre por su bienestar y desarrollo.

Para atender la educación inicial será fundamental que el Presidente Andrés Manuel López Obrador defina la Estrategia Nacional de Atención a la Primera Infancia, con el fin de determinar la gradualidad de su impartición y financiamiento, así como que promueva las leyes secundarias y las reformas para adecuar las leyes en la materia, entre ellas la Ley ABC.

Consideramos que la Ley ABC, cuyo objeto central es garantizar las condiciones de seguridad y de protección adecuada para niñas y niños en los centros de prestación de servicios, además de regular las bases, condiciones y procedimientos para la creación, administración, operación, funcionamiento y promoción de Centros de Desarrollo Infantil, también debe garantizar, sobre todo, el acceso de la niñez a la educación temprana en condiciones de calidad, equidad, igualdad, inclusión y respeto.

Aparte de establecer la concurrencia entre los gobiernos federal, estatal y municipal con los sectores privado y social en la materia, la Ley debe salvaguardar el principio constitucional del interés superior de la niñez; es decir, que ningún otro interés este por encima de sus derechos.

Ello implica que guarderías, estancias, jardines, kínder, albergues y demás centros cumplan con las disposiciones legales en materia laboral y de seguridad social, con los planes y programas educativo-asistenciales a cargo de personal especializado y formado en competencias y con las instalaciones adecuadas y equipadas mediante la asignación de presupuesto anual e inversión creciente, para que presten el cuidado más alto posible en salud y atención médica; fomenten la nutrición adecuada, equilibrada y suficiente a partir de la lactancia materna; propicien la orientación a madres y padres sobre la buena crianza y brinden la educación que desarrolle la personalidad, así como las aptitudes y capacidades mentales, físicas y sociales al máximo de sus potencialidades, con base en las neurociencias y en las prácticas educativas innovadoras y no sólo con medidas de seguridad y protección civil.



« Redacción »