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Opinión Columna


Billy Elliot, Gabrielo y la diversidad


Publicación:31-05-2019
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En lo personal no estoy a favor o en contra de ser conservador o liberal, más bien me parece que la violencia verbal o fisca nos afecta como sociedad

“¿Qué es marica papá?”, me preguntó Gabrielo, mi niño de 6 años. “Un apodo feo que algunos se dicen, no lo digas tú”, fue mi respuesta. ¿Por qué el Michel, el amigo de Billy, se puso vestido? ¿Por qué le dio un beso?, Gabrielo me cuestionaba mientras veíamos la gran película de Billy Elliot.

La película trata sobre la vida de un niño pobre, huérfano de madre, que quiere ser bailarín de Ballet y se enfrenta con un padre y un hermano mayor reacios a apoyarlo; ellos dos envueltos en una crisis económica, por la huelga de los mineros en Gran Bretaña, en donde padre e hijo están involucrados con el sindicato, esto sucede en el pequeño poblado de Durham; la historia tiene su contexto en la década de los ochenta.

Pero el pequeño Billy cuenta con el apoyo de una tierna abuela, que de niña también quiso ser bailarina de ballet; ella aun con los padecimientos propios de su edad se convierte en la cómplice de sus sueños y aliada ante los ataques de su padre y su hermano; Billy Elliot enfrenta la relación padre e hijo con un rotundo: “Querer ser bailarín de ballet no te hace marica”.

Hace una semana, nuestro Presidente tomó una bandera de arcoíris, símbolo de la diversidad sexual en una conferencia en la que se dijo que no se pretende un derecho especial para las personas de distinta orientación sexual, sino sólo que se les respeten sus derechos como a cualquier otro ciudadano.

El tema sigue siendo tristemente muy controversial en nuestra sociedad, incluso con tintes violentos; también durante esa semana, en varios grupos de chats en los que estoy, fotos y videos sobre el tema fueron incendiarios; las fotos eran de unos hombres vestidos de princesas, quienes contaban cuentos a los niños y pertenecían a una asociación que promueve la diversidad; mientras que en un video aparecieron unos adolescentes de no más de 15 años aceptando abiertamente que eran gay o bisexuales, frente a un auditorio que de pie les aplaude.

Se desataron los verdaderos demonios y hubo una verdadera contraposición de opiniones. Los adultos que estaban contra las personas que apoyaban la diversidad calificaron a estas últimas de pervertidos, pedófilos, que era una aberración lo que hacían y que se debería castigar con la cárcel; alguien aún más violento comentó que tendrían que matarlos.

En lo personal no estoy a favor o en contra de ser conservador o liberal, más bien me parece que la violencia verbal o fisca nos afecta como sociedad; conozco a gente maravillosa, excelentes seres humanos comprometidos con su sociedad, con su país y son gays, me encanta convivir con ellos y aprenderles. Soy católico y me he encontrado con sacerdotes extraordinarios que no ven la fe, el dogma, los rituales como la salvación, sino los actos y hechos con nuestros semejantes; el amor, la bondad y el perdonar.

Y hablando de amor y perdón me confieso con Isadora, mi mujer, quien estaba de vacaciones cuando les puse esta película, que quizás no es apta para niños de 6 y 8 años que son las edades que tienen mis hijos; pero la idea fue de Iker, el mayor, que en sus clases del colegio, en TP, Trabajo Personal, averiguaron sobre el actor actual que hace al Hombre Araña, Tom Holland, quien interpretó a Michel, el mejor amigo de Billy, en el musical.

Cuando presumía Iker sus conocimientos frente a Gabrielo y conmigo, les digo que ésa es unas de mis películas favorita y ahí estamos los tres en Netfilx, tratando de entender los sueños de un niño, los términos como marica, las estigmas de ropas: ¿pantalón o vestido?, los besos inocentes de dos niños y por supuesto la relación padre - hijo.



« Redacción »