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Opinión Columna


El primer Atlas de la República Mexicana


Publicación:29-05-2019
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Si queremos saber a dónde vamos, primero debemos saber de dónde venimos, cómo somos y donde estamos.

 

En la antigüedad, los marinos salían rumbo a lo desconocido. Y se llevaban cada sorpresa. Así se consiguieron los grandes descubrimientos y aparecieron figuras como Cristóbal Colón, Vicente Yáñez Pinzón, Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa, Vicente Yáñez Pinzón, Vasco Núñez de Balboa, Fernando de Magallanes, Juan Sebastián Elcano, Hernando de Soto y Américo Vespucio, entre otros.

Fue precisamente Vespucio, quien habría de precisar que las tierras descubiertas no estaban en oriente, sino que se trataba de un nuevo continente.


Con el tiempo, el ser humano creó y se sustentó en otros instrumentos. La navegación se basó en los avances de la cartografía y su divulgación a través de la imprenta y en la evolución de las técnicas de navegar, gracias a determinados herramientas. En tiempos recientes se han conseguido notables avances, con el apoyo de los satélites, del radar y los sistemas de localización GPS.


La carta de navegar primitiva era el "portulano", (siglo XIII) un mapa hecho a base de rumbos dibujados. Durante la antigüedad un piloto experimentado calculaba "a ojo" la velocidad y la distancia recorrida.


Las cartas portuláas, también conocidas por el nombre de portulanos, son mapas que hicieron posible el uso de la brújula. Aparecen en el siglo XIII y continúan elaborándose en varias centurias, incluso muy avanzada la Edad Moderna.


El 16 de agosto de 1850, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística terminó la Carta General, Atlas y Portulano de la República, que fue aprobada por el jefe de la Nación en enero de 1851.

Esta carta se elaboró cuatro veces a efecto de reformarla y mejorarla. Estando en proceso de elaboración fue solicitada por la Secretaría de Relaciones en 1847 «a fin de servirse de ella para los preliminares del Tratado de Paz y nuevos límites con Estados Unidos», según dice Sonia Lombardo de Ruiz en su artículo «Antonio García Cubas, constructor de la imagen de la Nación Mexicana», de la revista México Desconocido en su portal digital.

El 18 de abril de 1833 se había creado el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, denominado Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. A éste se le encargó la Carta General, Atlas y Portulano de la República Mexicana, bajo la dirección del general de ingenieros Pedro García Conde.

La SMGE fue creada por un grupo encabezado por don Valentín Gómez Farías Fundada a escasos años de la creación de la República Mexicana y de la Promulgación de la Constitución Política del país en 1824. Tendríamos que repasar la historia nacional, para trazar en forma paralela la vida de esta venerable Institución.


Fue creada el 18 de abril de 1833, por Don Valentín Gómez Farías, con 18 intelectuales mexicanos, a quienes pidió que realizaran tareas fundamentales para la viabilidad del nuevo estado nacional. La Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística es la primera en América y la cuarta en el mundo. Durante su fructífera existencia ha contado con numerosos socios que han sido –y son— orgullo de México.


Sólo para destacar en forma aislada a unos cuantos de sus augustos dirigentes, bastaría con mencionar, del siglo XIX, a Miguel Lerdo de Tejada, Manuel Orozco y Berra o “El Nigromante”, Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano o de la vigésima centuria que recién dejamos atrás, las figuras de Jesús Silva Herzog, Emilio Portes Gil o el maestro Isidro Fabela, creador de la política internacional inspirada y surgida de la Revolución Mexicana. Actualmente es presidida por el Lic. Hugo Castro, quien sucedió en el cargo al Lic. Julio Zamora Bátiz, quien puso mucho esmero en el cuidado de las Joyas de la SMGE.


La nomenclatura de los poblados, la adopción del sistema métrico decimal, el trazo del ferrocarril Veracruz-México, el tendido de la primera línea telegráfica, la ley para proteger la riqueza arqueológica y colonial, son apenas algunos de los muy importantes trabajos que la Sociedad entregó a los mexicanos. También realizó el censo de 1862.


Quien revise los nombres de socios de esta institución entre 1870 y 1970 leerá una relación de los mexicanos que han construido al México moderno. Baste destacar que en la Rotonda de los Hombres Ilustres se encuentran los restos de 43 de sus miembros y que en los muros de la Cámara de Diputados constan los nombres de 8 de ellos en letras de oro.


Es notable la presencia y participación de literatos y artistas en la SMGE Sociedad hacia finales del siglo XIX. Guiados por Ignacio Manuel Altamirano generaron el impulso para una cultura nacionalista.


Son miembros de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística quienes impulsan y redactan la primera ley de planeación y quienes realizan el estudio económico que avala la expropiación petrolera. En el seno de esta agrupación se prepara la defensa de la soberanía nacional sobre las Islas del Pacífico Norte y se impulsa el concepto de mar patrimonial, que culmina en la reivindicación de la plataforma submarina como territorio nacional y en un sustancial cambio del derecho internacional, acordado en el seno de la ONU.
A través del tiempo, la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística ha reunido a miles de mexicanos preocupados por el devenir cultural y el desarrollo tecnológico de nuestra patria.

Pero volvamos a la Carta Geográfica General, Atlas y Portulario de la República Mexicana.

Desde su inicio, el gobierno del México independiente vio la necesidad de contar con una carta geográfica general que comprendiera a la nueva nación, pero al establecerse el pacto federal, en 1824, se volvió impostergable la construcción de la cartografía del nuevo país, con sus entidades federativas y con sus fronteras (que iban a ir cambiando conforme los años, las invasiones, las compras, las presiones y la indiferencia de algunos presidentes de México).

La tarea no era fácil, pues los cambios en la política interna y externa modificaban frecuentemente la realidad nacional. Se hicieron varios esfuerzos que culminaron en 1850.

Para realizar esta tarea se hubo de utilizar toda la experiencia acumulada: la cartografía de los conquistadores que definieron los litorales y las tierras sometidas, la de los colonizadores que fueron consolidando las fundaciones poblacionales en los territorios ocupados, las de las jurisdicciones eclesiásticas, las de los propietarios de minas y haciendas, la de las expediciones misionales y militares que se ocuparon en cartografiar las provincias norteñas y la de los registros catastrales.

También se consideraron todos los esfuerzos de los agrimensores y de los científicos ilustrados para definir la posición geográfica del país y, desde luego, se recogieron en ella todos los mapas regionales.

Con este cúmulo de información se pudo hacer el primer Atlas de México. Se ha ido perfeccionando mucho la técnica. Pero la semilla estuvo bien sembrada. Nuestra patria, hoy, cuenta con una radiografía exacta de lo que es y de cómo es. Y eso nos da la capacidad de sentirnos una nación.

La Historia y la Geografía siempre han sido --y serán-- necesarias, aunque algunos funcionarios de la SEP lo duden en ocasiones. Hemos tenido autoridades educativas que han eliminado durante años estas materias del plan de estudios, como también lo han hecho con otra materia de suma importancia: el Civismo. Y las consecuencias están a la vista y las sufrimos todos.

Si queremos saber a dónde vamos, primero debemos saber de dónde venimos, cómo somos y donde estamos.



« Redacción »
Jorge Pedraza Salinas


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