Cuando crees haber visto todo en cuanto a medidas para mejorar el servicio del transporte urbano en nuestra entidad llega nuestro Gobernador con la bendita idea de solicitar casi cinco mil millones de deuda para estatizar ese servicio. Válgame los cielos, normalmente las ocurrencias en política no son buenas y muchas veces son tontas, pero esta que propone Jaime Rodríguez no tiene límites ni parámetros para su medición y es una irresponsabilidad. Nuevo León está ahogado por tanta deuda que ya no se puede solicitar más.

Esto propuesta es totalmente inviable y al final del día empeoraría este penoso servicio que se otorga. Ahora resulta que de la noche a la mañana quieren administrar casi cinco mil unidades que prestan este imperiosa necesidad para la ciudadanía. A título de qué o quiénes les dijeron que son expertos en la administración de empresas, porque estar al frente de este servicio es una tarea demasiado compleja que requiere especialistas técnico en movilidad, finanzas, urbanismo entre otras.

Y hasta dan ganas de llorar cuando volteas a ver en las paupérrimas condiciones en las que se encuentran brindando servcio El Sistema Ecovía y Metrorrey, ambos administrados por el Gobierno de Nuevo León. Unos camiones de Ecovía en pésimas condiciones y con el cofre abierto para que sus motores no se calienten, aparte de que se encuentra en bancarrota y en números rojos muy vivos.

Y qué decir de las líneas del metro, si en la Línea Uno, de milagro sus columnas no se han venido abajo ante la falta del mantenimiento necesario. Vagones obsoletos y que en repetidas ocasiones, el servicio se ve suspendido cuando va repleto de gente. Y sí, también Metrorrey muestra un déficit en sus finanzas y se encuentra quebrado. El Gobierno no sabe, no sirve para administrar el transporte público de pasajeros.

Lo que puedo ver desde mi humilde punto de vista es que existe un acuerdo previo entre autoridades y empresarios para pasarle la bola caliente a los diputados, quienes van a rechazar en el pleno esta petición de endeudamiento y en rueda de prensa nuestro mandatario dirá que los legisladores serán los culpables de esta posible solución. Diputados de las diferentes bancadas del Congreso del Estado tengan cuidado con este plan con maña.

Muchas aristas existen papaloteando en el aire ante esta medida tonta de estatizar el servicio urbano de pasajeros Entre las principales es saber ¿quién o quienes serán los responsables de administrar y optimizar este proyecto y qué experiencia tiene en este ramo? ¿Cómo le harán para amortiguar el desmedido aumento de nómina en el Estado si solamente de conductores de unidades serán casí once mil personas más los administrativos y proveedores? ¿Tienen contemplado que cientos de unidades de modelo reciente son otorgados a los empresarios a crédito su precio aumenta muchísimo? Ese aumento de precio también irán a cargo de la deuda.

¿De dónde sacarán los recursos para renovar las cientos de unidades que ya tienen diez o más años brindando servicio y por Ley ya deben ser retiradas de las arterias de nuestros municipios?

Estas son solamente unas cuantas preguntas de las muchas que se deben explicar por parte de las autoridades antes de que el dictamen sea discutido y votado por los diputados, primero en comisión y después en la Sesión.

No tenemos gobernador y quien sigue perdiendo como siempre es el más del millón de usuarios que diariamente requieren de este importante servicio para trasladarse a realizar sus diferentes actividades diarias.

Los usuarios no se lo merecen y necesitan acciones inmediatas, que haya mano dura de parte del Gobernador y que aquellos empresarios que incumplan con las disposiciones que marca la Ley sean castigados de acuerdo a Derecho. Es una excelente oportunidad para que El Bronco se redima ante la población que tanta falta le hace, porque desgraciadamente ha tenido mal desempeño como máxima autoridad.

El servicio del transporte urbano de pasajeros es algo que requiere toda la seriedad posible. Ahora sí que si se para el servicio se detiene el Estado. Mano dura y responsable para el bien de la ciudadanía.