banner edicion impresa

Opinión Editorial


De no creerse


Publicación:06-05-2019
version androidversion iphone

++--

Ya hace una semana que de manera unilateral los empresarios del transporte decidieron ir a paro para presionar un aumento a las tarifas bajo el eterno cuento de que ya no pueden seguir operando bajo las actuales circunstancias.

Me enoja pensar que los señores empresarios se sienten que son los únicos que la sufren, cuando decenas, cientos, miles, millones de mexicanos tienen apenas lo indispensable para vivir, ya no digo yo para ir a vacacionar o darse el lujito de cenar fuera de casa.

Y me sigue enojando uno de los primeros argumentos que estos malos empresarios dieron ante los medios: “es que no tenemos gasolina”.

¿me río o me sigo enojando? Abelardo Martínez, dueño de la ruta 400 que da servicio a la zona norte de Santa Catarina, posee su propia planta de gas, la segunda más grande de latinoamérica ¿y resulta que no tienen combustibles? No insulten la razón colectiva.

Es cierto, a toro pasado ya todo se ve de otro modo, bajo otra luz y óptica, pero el enfado sigue siendo el mismo.

Y lo peor es que miles se quedaron varados esperando su ruta, y aún peor que en una semana, el gobierno del Estado haga como que la Virgen le habla.

¿Hay algo que peor?  Me disculpo pues se me acaban los superlativos gramaticales.

El estira y afloja entre los empresarios del transporte urbano y el gobierno del Estado aún no termina, y en medio de esta oscura negociación están todos los usuarios del transporte urbano.

No se trata de no ajustar la tarifa, sino que este ajuste, valga la expresión, sea justo, que la carga de una crisis financiera sea pareja, es decir, gobierno, usuario, pero también los prestadores del servicio.

Y sería justo que en esta coyuntura de verdad se obligue a cada dueño, a brindar el servicio que los nuevoleoneses nos merecemos

También es importante no echar en saco roto la propuesta priista para fijarle una fianza a los empresarios y permisionarios, a fin de que si llegara a  suceder un nuevo paro, haya con qué salir al quite para atender la demanda ciudadana.

Se requiere un marco legal más estricto en materia del transporte pues hasta ahora estos señores, prácticamente todos emanados de la CTM, han vivido y operado como les ha venido en gana... y nadie los toca, hay una total y descarada impunidad.

En medio del desagradable panorama, desde aquí mi respeto y gratitud a los gobiernos municipales que se pusieron las pilas y ayudaron al ciudadano en sus desplazamientos, ténganlo por seguro que este tipo de acciones no se olvidan. Ojalá el Estado y esos políticos que se llenan la boca diciendo cuánto trabajan –aunque nadie los ve ni les creen- tuviera la mitad de sensibilidad de los alcaldes.

Ya veremos a mediados de semana qué nos receta el Consejo Estatal del Transporte, Jorge Longoria y todos los Abelardos que andan por ahí.

 

Comentarios: nelly.cepedagzz@gmail.com



« Redacción »