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Opinión Editorial


Declaración universal de los derechos humanos


Publicación:24-12-2018
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Al concluir la Segunda Guerra Mundial, los países aliados Estados Unidos de América, Inglaterra, Francia y la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS, hoy Rusia), que vencieron a los países fascistas  Alemania, Italia y Japón, procedieron a organizar a sus países amigos y pueblos para protegerse del algún posterior militarismo, racismo y del complejo de superioridad con el que se había pretendido dominar al mundo.

Los países aliados y vencedores en la Segunda Guerra Mundial, avanzaron hacia la creación de la Organización de las Naciones Unidas y procedieron a instalarla Asamblea General de la ONU, para aprobar y proclamar desde la ciudad de París, Francia, la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un 10 de diciembre de 1948.

Este documento aprobado en París, es valioso por las bases o principios que garantizan el respeto de los derechos de todas las gentes que habitan en el mundo, por eso se le denomina Declaración Universal, por la validez y aplicación a todos los seres humanos, vivan donde vivan, sin importar su situación social, económica, racial, religiosa, jurídica o política.

Es conveniente destacar que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos aprobada y divulgada en 1857 y la de 1917, establece las garantías individuales y las garantías sociales a todos los mexicanos y mexicanas,independientemente de su estatus social, económico  o político. Después del año 1948 en que fue aprobada la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los sectores sociales conservadores de nuestro país promovieron y demandaron la vigencia nacional de la Declaración Universal, cuando ya se tenían las garantías individuales consagradas en la Constitución Mexicana.

Fueron los jefes de Estado, los teóricos de la política y los filósofos, los que elaboraron y lograron la aprobación del documento base de la ONU, para definir los derechos de los seres humanos universalmente a saber:

 

Todos los seres humanos nos debemos conducir fraternalmente.

Todos los seres humanos tienen iguales derechos, sin distinción de ninguna clase.

Todos tenemos derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de nuestras personas.

Nadie debe ser sometido a esclavitud.

Nadie debe ser sometido a tratos crueles o inhumanos.

Todos somos iguales ante la ley.

Todo ser humano tiene derecho a que se reconozca en todas partes su personalidad jurídica.

Todos somos iguales ante la ley y tenemos igual derecho a su protección.

Nadie puede ser arbitrariamente  detenido, preso o desterrado.

Toda persona tiene derecho a vivir donde le parezca mejor.

Todos los seres humanos tienen derecho a tener una nacionalidad, es decir, una patria.

Todos tenemos derecho a que no se nos prive de la libertad por capricho de nadie.

Estas doce disposiciones generales de las Naciones Unidas, quedan comprendidas en 29 artículos de la Constitución Mexicana, además de otros que, diferenciadamente,adelantan, protegen y garantizan más derechos sociales de los mexicanos.

Sin embargo, los legisladores mexicanos han modificado nuestra Constitución para ajustarse a la disposición universal de las Naciones Unidas.En los últimos años vividos por los mexicanos, en los medios impresos, de radio, televisión e internet, se hace referencia con frecuencia de la validación de los derechos humanos sobre aquellos ciudadanos que cometen un delito y que se exige sean tratados acorde a los principios de estos derechos. En ocasiones, el delito es grave y merece la aplicación de la justicia, y los defensores del delincuente, alegan protección de los derechos humanos, ante lo cual, familiares de la persona afectada, reclaman por qué no se aplica los derechos humanos en favor del afectado. Todo esto causa una confusión de qué lado está la justicia y de qué otro están los derechos humanos.

La difusión del documento de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos es importantísimo para conocimiento y comprensión de los escolares y estudiantes de todos los niveles de la enseñanza, y sobre todo, su identificación con los principios jurídicos de nuestra legislación mexicana. Un estudio comparado entre la legislación constitucional mexicana y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, sería de gran utilidad y beneficio de los estudiosos del derecho constitucional mexicano.

Sin duda alguna, México, coexistiendo con esta Cuarta Transformación que impulsa el actual presidente, vive marcadamente una vida republicana, donde día a día se pone a juicio y ejercicio la Constitución mexicana, así como el acto moral de los juicios y acciones de actores tanto políticos como de la ciudadanía en general.

De tal modo que los derechos humanos se están permeando en México a un nivel que jamás habíamos vivido anteriormente. Una reforma moral que va a moldear las actitudes y buen juicio de civiles como de políticos y militares. Nuestra constitución política mexicana estará a la altura de las mejores leyes internacionales y probablemente marque la pauta para el mejor ejercicio de ellas. Eso esperamos, por eso luchamos, para dar fe de un ejercicio ciudadano de una justicia nacional y derechos humanos.

 



« Redacción »
Arturo Delgado Moya

Arturo Delgado Moya


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