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Opinión Columna


La inseguridad galopante


Publicación:16-11-2018
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Y los funcionarios podrán seguir aduciendo optimistas e irreales argumentos desde el pertrecho de sus escritorios, mientras que en la calle la realidad es otra

Una cosa es que se diga desde el escritorio y en base a encuestas manidas que la inseguridad en el Estado se está combatiendo y ha bajado sus niveles, y otra cosa es andar por las calles siempre en riesgo por de sufrir un asalto o de plano morir por una bala perdida.


Son tan altos los niveles de inseguridad que los cuidadores de la ciudadanía, la policía en sus distintas corporaciones, es la más expuesta. En días recientes ha prevalecido una racha de asesinatos de policías, de fuerza civil, ministeriales y hasta agentes de tránsito en San Pedro. Ahora los policías son las víctimas cuando siempre se ha sabido que los ciudadanos son las víctimas de la policía.


Los delitos procedentes de dos frentes, los del área común y los de la delincuencia organizada, son más que evidentes por más juntas y juntas y juntas que hagan los funcionarios del gabinete de seguridad del Estado, junto con los alcaldes. Se ve que esas juntas no remedian ni resuelven nada porque en la calle los delitos afloran como hierba mala. Los funcionarios, de Manuel González, Secretario de Gobierno, a Aldo Fasci estrenando el cargo de Secretario de Seguridad, argumentan que la altera de seguridad que existe es respecto a posibles agresiones a las corporaciones policiacas y no contra la ciudadanía. Sí, cómo no.


Extorsiones, robos a casas habitación, feminicidios (este semana aparecieron dos mujeres asesinadas en distintos puntos del área metropolitana), inseguridad en los penales del Estado, violencia familiar, están a la orden del día. Y eso desdice la “gran coordinación” que existe entre autoridades federales, estatales y municipales, mediante un trabajo conjunto y apoyo mutuo, según argumenta el Secretario de Gobierno.


Y esta realidad convergerá con el Plan Nacional de Paz y Seguridad que ha dado a conocer el presidente electo Manuel López Obrador. Entre las medidas que enumera para acabar con la delincuencia y la violencia sobresale una fundamental: el fomento a la cultura, mediante la educación, la formación artística de los niños y jóvenes y el deporte. Cómo entonces se conectarán estas situaciones, toda vez que el gobierno de Nuevo León ni para cuando fomente la cultura.


En efecto, la estrategia de seguridad del gobierno del Estado es lineal: a las armas se les combate con armas. Y ese método, se percibe, no ha dado resultado porque los delitos siguen molestando y poniendo en peligro la vida de los ciudadanos. Entonces ese no es el camino a seguir.


Y mientras son peras o son manzanas, los altos índices delictivos siguen a la alza. Y los funcionarios del ramo podrán seguir aduciendo optimistas e irreales argumentos desde el pertrecho de sus escritorios, mientras que en la calle la realidad es otra.



« Redacción »