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Opinión Columna


Aguas


Publicación:17-10-2018
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Con la existencia de productos prohibidos y luego legalizados, se corre el riesgo de que la demanda no disminuya, sino que se dispare

 

Ahora que andan todos acelerados con las ansias de cambiar por cambiar y muchos quieren desde legalizar el aborto, hasta despenalizar la producción y consumo de enervantes como la amapola y marihuana; conviene recordar una frase clàsica de nuestros ancestros.

DESPACIO QUE LLEVO PRISA...

Y es que, como que de repente la Sociedad Mexicana y muchos de sus polìticos buscan "subirse" al carrito de las modas, sin realizar una reflexiòn seria que nos lleve a evaluar los beneficios o perjuicios que conllevan el realizar cambios jurìdicos de fondo en temas que tradicionalmente se han considerado prohibidos a lo largo de muchos años en el Paìs.

Para muchos, resulta poco inteligente e imaginativo, seguir "jugando a las vencidas" contra los grupos criminales que se han vuelto verdaderas empresas trasnacionales lucrando con el dolor de miles de mexicanos en los ùltimos años.

Vaya, nùmeros muy conservadores señalan que al menos unos 40 mil mexicanos siguen desaparecidos convirtiendo a los casi dos millones de kilòmetros cuadrados que conforman la Repùblica Mexicana, en uno de los cementerios màs grandes del mundo, y todo asociado al ambiente de impunidad que priva ante el fenómeno de corrupción propiciado por seres perversos que aplican la màxima "Plata o Plomo".

Simple y sencillamente muchos creen que con el simple hecho de quitarles la etiqueta de "prohibido e ilegal", en automàtico los criminales formaràn grandes filas en las Iglesias de sus comunidades, para pedir perdòn por sus fechorìas y asesinatos, para paso siguiente "evolucionar" a modernos y progresistas empresarios distribuidores del nuevo producto de consumo.

Igual y como muchos lo lograron hacer en los Estados Unidos, luego de que finalizara la famosa Ley Seca.

Conviene recordar casos como los sucedidos en algunas partes del Continente Africano; cuando diversos grupos preocupados por la creciente matanza de elefantes y lucrar con la venta de marfil en el mercado negro,poniendo en riesgo la existencia de esta especie, decidieron tomar una medida que para muchos luciò temeraria.

Colocar a la venta de manera legal, cientos de toneladas del marfil incautado a los cazadores furtivos, buscando con ello, desmotivar la compra de este producto en el mercado negro, y lograr de una vez por todas, la desapariciòn de estos criminales.

No obstante, los resultados fueron totalmente contraproducentes a lo esperado.

Porque contrario a lo esperado, al encontrar los consumidores marfil barato y legal; sencillamente aquellos que no lo habìan considerado como un producto alcanzable, simplemente empezaron a adquirirlo, acabando con los cientos de toneladas disponibles en un breve tiempo.

¿No estaremos corriendo el mismo riesgo?

Con la existencia de productos prohibidos y luego legalizados, se corre el riesgo de que la demanda no disminuya, sino que se dispare a niveles  insospechados, entrando a una dimensiòn màs preocupante y peligroso que en la que nos encontramos.

Conviene que muchos de nuestros legisladores que andan alborotados buscando llevar a toda prisa este tipo de Reformas al seno de las Càmaras de senadores y diputados, se tomen una buena dòsis de càpsulas conocidas como "Ubicatex Compuesta", para anteponer los verdaderos intereses nacionales, antes de abrir la Caja de Pandora.

Porque como dicen en el Rancho:

"Màs vale malo por conocido, que bueno por conocer"..



« Redacción »
José Luis Carrillo Ramos


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