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Opinión Columna


La destrucción de una democracia


Publicación:16-10-2018
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El próximo 28 sabremos si aumenta la destrucción democrática o se inicia una recomposición

 

El próximo 28 de octubre Brasil tendrá que tomar una decisión compleja, entre una opción de ultraderecha que puntea en las encuestas, pero representa una grave amenaza a la democracia, o un regreso del Partido de Trabajo, que tiene un amplio rechazo por los expedientes de corrupción.


Cada día más voces afirman que la democracia en Brasil está en peligro. No es un argumento nuevo porque desde el golpe legislativo en contra de Dilma Rousseff, se ha acentuado la destrucción de la política democrática de manera constante. Sin embargo, la posibilidad de un triunfo electoral de Jair Bolsonaro representaría el arribo de un presidente ultraderechista, inaceptable por su incitación a la violencia, rupturista por su fuerte racismo y su grotesco machismo; un personaje que divide y polariza por su retórica de odio e intolerancia. Este fenómeno, que algunos lo califican como el Trump brasileño, sería mucho peor. ¿Cómo llegó Brasil a esta situación de casi ruptura democrática?


1. El contexto adverso. La crisis económica que estalló después del ciclo Lula (2003-2010) se agravó con manifestaciones sociales por el estancamiento económico; una deuda pública elevada, un grave desempleo (hoy de 13 millones) y una enorme incapacidad gubernamental para enfrentar el problema. La crisis política se inició con manifestaciones por mejores servicios y llegó a un fuerte rechazo en contra de la clase gobernante. El clima social de malestar se agravó con los expedientes de corrupción que afectaron principalmente al partido gobernante, el PT. El golpe legislativo en contra de Dilma y la llegada al poder de Temer, un político con graves expedientes de corrupción, fueron el punto de arranque para un cambio de modelo económico. La crisis pegó en los sectores más vulnerables y empezaron a crecer —de nueva cuenta— los niveles de pobreza. La pieza que completó este panorama fue el incremento de la violencia y la inseguridad.


2. La antipolítica como solución. Con Lula en la cárcel, puntero en la competencia por la presidencia, el ex militar Bolsonaro se ubicó en primer lugar y estuvo a punto de ganar la presidencia en la primera vuelta, quedó a menos de 4% de conseguirlo. Las encuestas para la segunda vuelta (28 de octubre) le dan una ventaja de 16% sobre el candidato petista, Fernando Haddad. A menos de tres semanas los números son 58% sobre 42% (Datafolha, 11/X/2018). Ya se han hecho famosas las frases del bolsonarismo que crece como una expresión de un malestar en contra del statu quo ("deberían haber fusilado unos 30 mil corruptos"; "jamás te violaría porque no te lo mereces"; "no quiero esa historia de Estado laico" y otras expresiones de una gran homofobia).


3. Las elecciones del odio. En estas elecciones se han fracturado los canales de una confrontación civilizada y ha emergido la ley de la selva. Algunas voces hablan de que estas elecciones son de la venganza. Según Marcos Nobre, desde 2014 "el odio antipetista quedó suelto en la calle (…) Bolsonaro canaliza este odio en venganza. Prometió hacer tierra arrasada del sistema político". La autorización a la venganza se sintetiza en la expresión del ex militar: "el error de la dictadura fue torturar y no matar". La otra pieza es la coalición que lo acompaña, conocida como la alianza BBB (biblia, buey y bala) la fuerza de los evangélicos (una masa de 42.3 millones, el 22.2% de la población); los latifundistas y los ex militares y simpatizantes de la dictadura.


4. ¿Hay esperanza? Si el odio y la venganza logran triunfar, la democracia brasileña, gravemente enferma, entrará en una fase de terapia intensiva. Hay una pequeña posibilidad de que Bolsonaro pierda, quizá si los votos de la abstención (20.3%), los votos en blanco (2.6%) y los votos nulos (6.14%) apoyan a Haddad. En un magnífico texto de Eliane Brun, "Cómo resistir en tiempos brutos", hace un llamado para que las semanas que faltan para la segunda vuelta se pueda ir del luto a la lucha. Afirma que "el presente en Brasil no será posible sin volver a imaginar un futuro (…) No se puede vivir viendo por delante sólo horror o vacío" (El País, 9/X/2018). El próximo 28 sabremos si aumenta la destrucción democrática o se inicia una recomposición…


Twitter: @AzizNassif



« Redacción »