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Opinión Columna


Los sultanes, el campeonato y mis recuerdos


Publicación:12-10-2018
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Y así los legendarios Sultanes se alzaban con el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol

Las tablas se oían tan fuerte, crujían que parecía que nos caeríamos todos; sin embargo, los aficionados  seguían golpeándolas con su pies para apoyar al equipo; la verdad me daba miedo, yo sólo era un niño de 5 años  al que mi papá llevaba  a ver  a los Sultanes en aquel viejo parque de pelota que estaba en la calle de Calzada Victoria, en  Monterrey.

 Desde niño mi padre me inculcó el amor por el beisbol, era costumbre ir casi a diario a ver a  los Sultanes y cuando no había juego aquí  nos íbamos al parque Francisco I. Madero de los Saraperos de Saltillo.

 Ahora en la final de beisbol entre Sultanes de Monterrey y Guerreros de Oaxaca  buscaba un par de boletos, pero ya no había en taquillas, yo sentía la necesidad de estar ahí, ser testigo de la historia como cuando era niño; tengo la fortuna de conocer a Pepe Maíz, dueño de los Sultanes, por lo cual lo molesté y me consiguió un par de boletos. Después, ya tarde, hasta en un palco me invitaron, aunque tengo que ser sincero, quizás no buscaba unos boletos, buscaba un recuerdo, al niño que creció viendo a los  Sultanes.

 Y así como un niño grité y me emocioné de principio a fin durante  todo el partido;   en la segunda entrada Oaxaca se fue al frente al anotar la primera  carrera, después Sultanes empató y así permanecieron hasta la octava entrada, cuando los Guerreros vuelven a tomar la delantera; pero el equipo local los empató de nuevo a dos carreras en la parte baja de esa misma entrada, para de manera dramática, ya con dos outs, anotar la carrera del triunfo en la última entrada.

  Y así los legendarios Sultanes se alzaban con el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol; a tan importante logro seguían los gritos de “campeones”, los cohetes, la música, niños y adultos celebrando, familias enteras en júbilo; todo era felicidad, el sentido de pertenencia al equipo, a la ciudad, al rey de los deportes, que es el  beisbol, se  desbordó  de alegría; algunas lágrimas de felicidad, ahí estaban también  mis hermanos Roberto y Gabriel, festejé con ellos como con todos; el triunfo era de todos, Sultanes y afición.

 En  medio de  la celebración llegó la reflexión sobre lo importante que puede ser un deporte como el beisbol, que une familias, que encauza pasiones, que cumple sueños;   sin duda esto es un gran esfuerzo de todos, los jugadores, managers , directivos y en el caso de los Sultanes, también hay una gran historia familiar; no sólo es José  Maíz García el actual presidente el bastión del equipo, sino tenemos que mencionar a su padre,  Don José Maíz Mier, quien deja a su hijo una gran herencia y enseñanza  sobre el trabajo, la rectitud, la honestidad y por supuesto la pasión al beisbol; sin duda que este campeonato también fue construido desde el cielo.

 Al final   de la celebración, cuando mi permanencia en el estadio era historia,  llegué a dormir a casas de mis padres, a quienes mi mente visualiza observando el juego desde un palco celestial;   recordé ya en la cama, con los ojos cerrados,   el último batazo y a  todos gritando “¡Somos Campeones!”;  me busqué en el Estadio Monterrey  pero no,  ahí no estaba; me fui al viejo parque Cuauhtémoc, el de las tablas… y de ahí pasé al Cuauhtémoc  Moctezuma, al de la colonia Del Prado, donde me vi de la mano de mi padre, para mi alegría me volví a encontrar  de nuevo el rostro de mi padre  entre las gradas de un viejo parque de beisbol.

 



« Redacción »