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Opinión Columna


Gente tóxica, ¿Quién tiene el control?


Publicación:06-09-2018
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Es importante recordar que, no debemos intentar cambiar a las personas tóxicas, lo que debe cambiar es, la forma en cómo interactuamos con ellas.

Con un estilo de vida tan acelerado como el que tenemos hoy en día, cada vez es más común que se presente, o se padezca, algún malestar físico, que va desde un dolor de cabeza recurrente, agotamiento, pérdida de energía, altos niveles de estrés, tensión, entre otros efectos negativos para la salud; sin embargo, los trastornos que generalmente son más frecuentes, que además traen repercusiones de mayor impacto en nuestro día a día, son los emocionales y psicológicos, como cuando baja nuestra motivación, el entusiasmo, la confianza y seguridad en nosotros mismos, o que se incrementan los signos de angustia, depresión y mal humor, entre otros.

Todos estos síntomas pueden ser generados por influencia directa o indirecta de factores ambientales, de los cuales podemos tener control o no, sin embargo, hay que tener cuidado, porque estos podrían estar siendo provocados por personas con un nivel de frustración tan elevado, que tienen el poder de transmitir su negatividad a quienes les rodean. Este tipo de personas son las llamadas “gente tóxica”, que aparecen sin previo aviso y cuando menos lo esperas, puedes estar al lado de una, o rodeado de ellas.

Es muy fácil identificar las conductas de la gente tóxica, porque por lo general les gusta verse envueltos en conflictos, son quienes inician y propagan chismes, se la pasan criticando a los demás, les molesta el éxito y los logros de otras personas, se quejan continuamente, son hirientes, agresivos, inflexibles, siempre quieren tener la razón, disfrutan humillar, agredir física o verbalmente y manipular a las demás personas para sentirse bien.

En algún momento todos hemos sido impulsivos, celosos, nos hemos hecho la víctima ante algún suceso. ¿Quién no ha sentido culpa de forma descontrolada en algún momento?. Puedo asegurar que algunas o muchas veces hemos sido orgullosos, egocéntricos, o al contrario nuestra autoestima se ha visto disminuida, o con cierta persona hemos llegado a sentir una dependencia emocional. Con comportamientos tan comunes como éstos, y otros tantos, queda demostrado que en alguna medida y en determinado momento todos podemos llegar a presentar comportamientos tóxicos, pero estos deberían ser circunstanciales y temporales aunque difícilmente justificados. Cuando estos se desarrollan de forma permanente, y ya nuestra conducta se vuelve una toxicidad constante y excesiva, entonces estamos frente a un grave problema, para nosotros mismos y para quienes nos rodean, pues nos convertimos en esa manzana podrida de quienes todos se quieren alejar.

Este concepto se ha vuelto cada vez más común, pero vale la pena tenerlo claro y saber identificarlo, para así saber cómo actuar frente a conductas nocivas, ya sea propias o de otras personas. Hay varios tipos de perfiles de personas tóxicas, pero sin entrar en detalles, ni en un análisis profundo de personalidad, considero que es importante identificar dos de los que más comúnmente nos topamos: uno de ellos son los “tóxicos agresivos”, el otro son los “tóxicos pasivos”.

Los tóxicos agresivos son aquellos que son sinceros sin filtro alguno, jamás piensan en el daño o repercusión de sus palabras, dicen algo porque lo tienen que decir, sin ponerse a reflexionar que pueden estar dañando emocionalmente a otra persona, incluso trayendo consecuencias de impacto personal, familiares, sociales o laborales. Destruyen la autoestima de las personas, no se alegran nunca cuando algo bueno le pasa a alguien, son celosos, resentidos, manejan un alto grado de frustración y negatividad, su forma de minimizarlo es hacer sentir inferiores a los demás.

Los tóxicos pasivos experimentan un vacío emocional y buscan llenarlo con nuestras emociones y sentimientos, demandan nuestra compañía, terminan asfixiándonos pues de una manera u otra merman nuestra energía y nos dejan descargados, buscan atraparnos por medio de la lástima, manipulándonos, usando el chantaje, parecen inofensivos pero al final su toxicidad es tan letal como los otros, pues nos envuelven en un círculo vicioso, que a veces es difícil romper.

Es muy importante saber identificar este tipo de personas, estar conscientes que pueden estar muy cerca, por lo que debemos aprender a protegernos de su toxicidad, sin importar que sea algún familiar, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, nuestro jefe, sea quien sea si no sabes manejar la situación puedes perder el control y entregárselo a esa persona tóxica.

¿Cómo actuar frente a una persona tóxica?, Lo mejor ante estos casos es alejarse, evitar relacionarse con ellas, sin embargo no siempre es posible hacerlo, en estos casos, lo mejor es ser inteligentes y enfrentarnos a ellas, sin perder de vista que el comportamiento tóxico se contagia, por lo que debemos protegernos del contagio.

Podemos optar por evitarlos, enfrentarlos, o ignorarlos, pero no olvidemos que simplemente pueden estar pasando por un mal momento, o una etapa emocional difícil, quizá el problema real, es que no tengan la capacidad de saber manejarlo correctamente, podemos intentar entenderlos y ayudarlos, sin olvidar que podemos tener el control de poder mejorar algo de nosotros mismos, pero no podemos hacerlo por los demás.

Es importante recordar que, no debemos intentar cambiar a las personas tóxicas, lo que debe cambiar es, la forma en cómo interactuamos con ellas, para evitar caer en su control, una persona tóxica, solo puede dañarnos si nosotros lo permitimos, ¿Tomas el control?... ¡o te controlan!

Twitter: @cristobelizondo
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« Redacción »
Cristóbal Elizondo


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