banner edicion impresa

Opinión Columna


Después de las campañas: la gripe


Publicación:13-07-2018
version androidversion iphone

++--

Los malos augurios sobre su inminente triunfo van poco a poco desapareciendo: el peso se recupera frente al dólar

Entre una tos seca, gran escurrimiento nasal y el insomnio de una noche que se hace eterna, me siguen los pensamientos poselectorales, como me sigue esta gripe que me apareció después de las elecciones; tal vez el cuerpo se relajó y necesita del estrés, de la presión de las campañas.

¿Qué pasó o qué pasará con los candidatos? Meade se fue, desapareció después de su declaración inmediata a los cinco minutos de que la ley permitía dar resultados; fue el primero en reconocer el triunfo de AMLO, incluso antes que la autoridad electoral o el Presidente de la República. En palabras simples dijo: Ya perdí, ya me voy… y se fue y se fue; aunque quizás nunca estuvo. Para ser honestos y justos con él, la derrota no es de Meade sino del PRI, de todo el sistema de corrupción gubernamental que se dio con Peña y la mayoría de los gobernadores priístas.

Anaya, el candidato del PAN, se fue a refugiar de manera inteligente con su familia, donde sin duda encontró paz, armonía, la calma después de la tempestad; ojalá también agarre fuerzas, porque ya en el PAN lo esperan para tratar de cobrarle la factura pendiente que dejaron los resultados electorales, por lo que muchos en su propio partido desean acabar con el cadáver político que queda de este joven, que en su campaña presidencial se fue haciendo viejo. Hoy no cocina en ese partido más “pan”, sino que en el albiazul huele más bien a venganza, traición y ajuste de cuentas.

El Bronco no perdió tiempo y se regresó a la gubernatura de Nuevo León: “Y a jalar raza que se ocupa”, como dice su eslogan. Llegó, como se esperaba, haciendo ajustes a su gabinete, premiando o castigando a los que estuvieron en su campaña o los que no hicieron su tarea en el gobierno. Aquí la pregunta es: ¿Y Nuevo León lo necesita ? ¿Los ciudadanos aún lo quieren? Porque cuando ganó la gubernatura lo hizo con más de un millón de votos y ahora sólo consiguió 261 mil votos aquí en el estado.

Y el triunfador tuvo para bien una transformación inmediata, su primer discurso en un hotel de la CDMX parecía que lo había escrito Meade; fue moderado, tocó el tema de la reforma energética, que se revisará pero que no se derogará; habló para los inversionistas, para la prensa y para la comunidad internacional. Las acciones que ha venido realizando, entre reuniones con los futuros legisladores, su gabinete, empresarios y ahora hasta con el gobierno de Estados Unidos, nos muestran un AMLO ya enfundado en la investidura de la institución presidencial.

Los malos augurios sobre su inminente triunfo van poco a poco desapareciendo: el peso se recupera frente al dólar, la Bolsa Mexicana de Valores y la economía se mantienen estables. Hasta la tan mencionada “mafia del poder” está dispuesta a ayudar a construir la cuarta gran transformación del país, como lo dijo Andrés Manuel en su campaña.

Sin duda después de la tempestad llega la calma, para mí después de las elecciones llegó la gripe y a pesar de que mi cuerpo se siente mal, mi espíritu sonríe con lo que ve venir en nuestro México, pero también sé que lo difícil está por llegar: Gobernar. Pero en este país cabemos TODOS los que queramos trabajar por un México más justo y sin corrupción.



« Redacción »