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Opinión Columna


Color Morena


Publicación:06-07-2018
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Conocedores vislumbran que muchos de los diputados, una vez sentados, jalarán para su santo,

La victoria de Andrés López Obrador en la presidencia de la república, más que holgada e indiscutible, arrastró en sus porcentajes a un sin número de candidatos de todos los niveles, gracias al voto corporativo que es una tradición heredada en los votantes. Dicha victoria, parecida a la de Jaime Rodríguez Calderón para la gubernatura de Nuevo León, impidió el riesgo latente y predecible del fraude electoral, impulsado o avalado por el INE y las comisiones estatales.


Así, llegan triunfantes a un puesto de elección popular muchas personas que ni siquiera lo imaginaban. Eso también forma parte de la alianza formada por López Obrador con otros partidos. Y en un hecho histórico, sin duda alguna, el Congreso del Estado de Nuevo León estará integrado en una buena parte por un partido que si bien no es de izquierda no es de derecha, en otras palabras, por un partido que no es el PRI ni el PAN ni los chiquillos convenencieros. La izquierda, o lo que pudiera entenderse por eso, generalmente era representada por dos diputados del Partido del Trabajo y uno del PRD o dos en algunas ocasiones.


El problema, piensan algunos, que quienes integran el cuerpo de diputados ganadores no son de izquierda, vaya ni siquiera tienen registro de haber participado en las diferentes luchas sociales que ha librado la ciudadanía por componer las cosas en el estado ni son conocidos por alguna labor social de beneficio mayoritario. Otros ni siquiera conocen a López Obrador, menos coinciden con su pensamiento y su visión de la realidad mexicana.


Entonces, y contra lo que dicta el optimismo de mi amiga Sanjuana Martínez, la izquierda no ha ganado en Nuevo León; el PAN, en el Congreso, obtuvo más que Morena y el Senado no se ganó, como se anticipó. Nunca antes un partido diferente al PRI o al PAN ha ganado el Senado por Nuevo León, ahora no lo hizo el PRI, sí el PAN y Movimiento Ciudadano que no difiere en nada a los antes mencionados. Morena no ganó.


Conocedores vislumbran que muchos de los diputados, una vez sentados, jalarán para su santo, buscarán alianzas con el poder establecido y entablarán negocios para obtener un lucro, porque carecen de la vocación social y el compromiso con la ciudadanía, especialmente con los ciudadanos más afectados por tanto año de neoliberalismo y corrupción. En otras palabras, no seguirán el ideario de López Obrador.


Otros de quienes serán diputados ni siquiera tienen trayectoria alguna en Morena, jamás han trabajado por ese partido y nunca han hecho causa morenista en el seno de la sociedad. Llegaron oportunistamente, lo cual significa que el amiguismo y los asuntos mezquinos están imbuidos dentro de quienes representarán a Morena. Los verdaderos militantes, activistas y miembros históricos del partido fueron relegados,


Ojalá que no sea así, pero por lo pronto así están las cosas.



« Redacción »