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Opinión Editorial


El (inminente) triunfo de Hillary


Publicación:07-11-2016
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A menos que ocurra una catástrofe, mañana Estados Unidos hará historia y elegirá a Hillary Clinton como su 45ª presidente.

A menos que ocurra una catástrofe, mañana Estados Unidos hará historia y elegirá a Hillary Clinton como su 45ª presidente. Desde el 20 de enero de 2017 una mujer dirigirá el destino de la mayor superpotencia militar y económica del mundo, lo que significa un avance en la igualdad de la mujer en la política, no sólo en ese país, sino a escala global.
Más allá de los resultados de mañana, el mérito de Hillary es enorme. De entrada, fue una campaña interna difícil, pero fue peor la externa porque enfrentar una campaña basada en el odio hacia los otros y en la descalificación no es fácil. Se enfrentó en una campaña electoral tóxica y divisiva al demagogo Donald Trump, quien logró aglutinar a millones de votantes con su discurso de odio, particularmente contra los migrantes mexicanos y contra las mujeres. En efecto, el discurso de odio es un discurso que vende bien, que es fácil de decir, que resulta un atajo intelectual pero que no deja de ser un discurso de desprecio sobre el que nada se puede construir.
La campaña debió ser muy difícil, porque se trataba de un contrincante que no tiene límite alguno. Debió ser complicado imaginar una respuesta en un debate frente a quien sin límites puede insultar, mentir, acusar y amenazar a quien no piensa igual. La propuesta no era su fuerte sino la ofensa.
La misoginia contra Hillary estuvo presente a lo largo de toda la campaña. Trump no criticaba las ideas sino su condición de mujer. Los ataques estaban dirigidos a denigrar a su contendiente, usando muchas veces como arma las acciones de su esposo, el expresidente Bill Clinton.
En los debates amenazó con usar su poder para meterla a la cárcel, advirtió que no reconocería los resultados y por si fuera poco dijo: “¡Qué mujer tan desagradable!” Lo dijo lleno de desprecio, al no poder responderle un solo argumento de modo inteligente. Afortunadamente para el mundo, los votantes terminaron prefiriendo la experiencia y la preparación de Hillary. Si las encuestas aciertan en sus predicciones, el voto de las mujeres habrá sido decisivo para que ella se imponga mañana en las urnas. Se habrá cumplido lo dicho aquí: las mujeres detuvieron a Trump.
La elección será mañana. Es una elección vital no sólo para Estados Unidos sino para el mundo entero y particularmente para México, país al que no tuvo recato de insultar.
De cualquier manera, México debe revisar su rol en uno de los problemas más importantes en la relación Estados Unidos y México: la migración. Tratándose de un país como el nuestro, que puede considerársele como un país de origen, de tránsito, de retorno y de destino, México tiene que asumir su liderazgo en el tema migratorio de la región por lo que sabe, por sus acciones y por sus omisiones. México tiene que aprovechar este momento para ejercer el liderazgo al que está llamado en este tema.
Esta elección dejó muy claro que nuestro país necesita con urgencia de una estrategia nacional para vincularnos con actores clave de la economía, el gobierno, el Congreso y la cultura en Estados Unidos, a fin de comunicar con mayor efectividad nuestra realidad como un socio indispensable, un aliado estratégico y un vecino confiable, para que se valore en toda su dimensión el gran aporte de los mexicanos en la prosperidad del país vecino así como la contribución en el crecimiento económico a través de las relaciones comerciales entre nuestros países.
Somos un gran país, que puede presentarse ante el mundo y ante Estados Unidos como un país digno y fuerte.

 

 



« Margarita Zavala »


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