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Opinión Editorial


El indulto a Kuczynski


Publicación:29-12-2017
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Soy peruano y no soy antifujimorista. Tampoco soy fujimorista. Eso prácticamente me convierte en apolítico en mi país, si revisamos la historia electoral reciente. En los dos últimos comicios presidenciales, el antifujimorismo derrotó al fujimorismo. En 2011 con un candidato (Ollanta Humala) que alzaba las banderas de la izquierda y el nacionalismo, y en 2016 con uno (Pedro Pablo Kuczynski) que representaba las de la derecha y el capitalismo. Para ganar, ambos tuvieron que izar el estandarte de la oposición contra Keiko Fujimori, hija del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000).
El presidente Kuczynski, en decreciente aprobación popular (18%), enfrenta hoy una multitudinaria marcha por haber indultado a Alberto Fujimori, quien acumulaba cinco sentencias por crímenes de corrupción, violencia y violaciones a derechos humanos cometidos durante su gobierno, y había cumplido menos de la mitad de su pena de cárcel de 25 años.
Para justificar el indulto, Kuczynski afirmó en un mensaje que "las heridas abiertas sólo podrán curarse a partir de un esfuerzo reconciliador", y no pocos analistas han respaldado su decisión en aras de una gobernabilidad que supuestamente otorgarían Alberto Fujimori y su hijo menor Kenji, al apaciguar las furias de la hija mayor, Keiko, quien perdió contra Kuczynski pero lideraba una intransigente oposición mayoritaria en el Congreso. En ese tono, hasta justifican que el indulto se haya otorgado como canje, pues fue Kenji y otros 9 congresistas, quienes con sus votos salvaron a Kuczynski de ser vacado, luego de haber mentido y ocultado información sobre su pasada relación profesional con Odebrecht.
La incorrecta vacancia exprés (se quiso aprobar en siete días) se vio anulada por el incorrecto indulto humanitario a Alberto Fujimori (su salud no parece estar en riesgo) exprés (aprobado en 13 días). Dos malos, hacen uno bueno, ¿correcto?
Como muchos otros peruanos, ya había aceptado la idea de que Fujimori, más temprano que tarde, sería indultado. Kuczynski ya había tenido palabras de elogio hacia el ex presidente y en los últimos meses mezclaba alocuciones no solicitadas sobre el indulto. Y no me sorprendía que hubiera un pacto político de por medio. La cercanía entre Kuczynski y Kenji era delatadora.
Lo que no esperaba era la desfachatez con la que Kuczynski y sus adláteres mentirían a la nación, negando que hubiera un acuerdo de por medio (entre la no-vacancia y el indulto pasaron apenas tres días), alegando que el indulto había sido regular (pese a la celeridad y oscuridad con que se trató el tema), e invocando a dejar atrás el "odio" que impiden la reconciliación.
No sólo convirtieron en mofa a dos instituciones constitucionales como la vacancia y el indulto humanitario, sino que ahora también quieren vernos la cara de idiotas y llamarnos haters porque nos indignan sus burdos embustes.
No creo que al señor Kuczynski le importe la reconciliación. Si así fuera, después de haber otorgado el indulto hubiera renunciado para cargar él con ese peso a modo de sacrificio, y les hubiera despejado el camino de paz a sus vicepresidentes. Le importa el poder presidencial, o quizá necesita la inmunidad apéndice, pues las investigaciones del Caso Lava Jato recién empiezan.
No odio a los fujimoristas que creen que Alberto Fujimori merecía la excarcelación. No odio a quienes creen que incluso sobre un cimiento de mentiras y componendas se puede sostener la supuesta "gobernabilidad". Odio esa egocéntrica idea de que las personas (Kuczynski y Fujimori) importan más que las instituciones (vacancia e indulto). Odio esta hipócrita reconciliación sin conversación sincera previa.
Usted no busca la reconciliación, señor Kuczynski. Usted busca, ahora me doy cuenta, su propio indulto.



« Redacción »


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