banner edicion impresa

Opinión Editorial


Se acuerdan de la Maestra Martha Rivera


Publicación:07-08-2017
version androidversion iphone

++--

 

  Barney es un dinosaurio

Que vive en nuestra mente

 Y cuando se hace grande

 Es realmente sorprendente.

 

Hoy en los diferentes Medios de comunicación se da más valor al escándalo y el espectáculo, que a los buenos ejemplos. El facebook se ha transformado lamentablemente en un instrumento lo mismo para el bien que para causar daño, personas sin escrúpulos se dedican a difundir ideas e imágenes de forma perversa.

 

Aquí seguiremos insistiendo en difundir los mejores ejemplos de personas que con su trabajo diario engrandecen nuestro país y dan orgullo a la profesión Magisterial, por ello recordamos con cariño aquel pasaje histórico…por favor hagamos memoria juntos:

 

Los juegos y los cantos que realizaban decenas de niños del Kínder: “Jorge Luis Borges”, en Fomerrey 35, fueron callados durante unos instantes por las detonaciones de arma de fuego que frente a su plantel fueron realizadas.

 

Ahí se produjo la ejecución de un individuo no identificado, una vez más la valentía y el profesionalismo de las maestras del plantel ubicado en  la calle: Camino Real entre Electricistas y Carpinteros, lograron que aproximadamente 150 menores de edad se tiraran al piso en sus salones de clase y con ello, evitar el pánico.

 

Y así como lo hiciera el 27 de mayo del 2011 la maestra Martha Rivera Alanís, del Jardín de niños “Alfonso Reyes”  en la Colonia La Estanzuela, aquí también las docentes comenzaron a cantar con los niños, consiguiendo salvaguardar la integridad física y mental de sus alumnos.

 

Esta gran noticia, para desgracia del magisterio, no contó con la gran difusión que ameritaba el hecho, simplemente apareció como un caso más en la sección de Seguridad y Nota roja.

 

Sin duda el ejemplo, sigue siendo una de las maneras más eficaces para influir en el cambio de la conducta del ser humano.

 

No completaríamos con uno o varios artículos para destacar el arrojo, valentía y solidaridad que las maestras demuestran día con día con sus alumnos, compañeros y padres de familia.

 

Una idea, es como una semilla, si se siembra en tierra fértil dará una hermosa planta y si se alimenta con amor, brillará como el sol.

 

Ver realizado un sueño a todos nos emociona y más aun cuando es compartido por muchos, observar como una pirámide majestuosa fue construida, nos causa una gran admiración.

 

Lo primero que nos sorprende es el gran esfuerzo y el trabajo diario que tuvieron que realizar cientos o miles de personas para edificar éstos grandes monumentos.

 

Las ideas al igual que las pirámides, no se construyen de arriba hacia abajo, primero es necesario  fijar las bases que sostendrán un gran proyecto. Los pilares en que se sostienen unos y otros siempre son en las personas.

 

La gente con su esfuerzo cotidiano sumado a los grandes pensamientos producen obras maravillosas, hoy estamos siendo testigos de una de ellas:

La capacidad de dar afecto, aún y poniendo en riesgo sus vidas.

 

El amor a los semejantes, al trabajo, a la familia, la solidaridad con los que menos tienen, el apego a la tierra que nos vio nacer, la honestidad, la franqueza, la cultura del esfuerzo; son valores que nunca debemos perder.

 

Es ahí donde los maestros juegan un papel preponderante como lo señala el artículo tercero; la educación tendrá que ser integral fomentando el amor a la patria, el respeto a los derechos humanos, la conciencia solidaria y la aplicación de la justicia.

 

La gente de Nuevo León, somos producto de la cultura del esfuerzo, herederos del saludo franco, la mirada sincera y el valor de la palabra.

 

Lo que tenemos, es resultado de nuestro trabajo; un trabajo fincado en la honestidad y la lucha diaria, en vencer los retos y las adversidades.

 

Hemos hecho del desierto un vergel, construido por almas y espíritus indomables.

 

Renunciar a estos valores es claudicar, perder lo que tanto nos ha costado.

 

Que el miedo y la apatía no nos venzan, que unos cuantos no se salgan con la suya.

 

El magisterio y en especial las maestras, son un gran ejemplo de trabajo arduo y honesto; su labor diaria contribuye en miles de niños y jóvenes no pierdan la esperanza y que vislumbren que un Mejor País es posible.

 

Por ello, es injusto juzgar a todos los maestros, por los errores de unos cuantos, los profesores convivimos todos los días con la necesidad de preservar los valores, llevando a cabo lo que señalaba José Martí:

 

“La mejor manera de decir las cosas es: haciéndolas”    

 



« Redacción »
Alfonso González Ruiz


Publicaciones del autor