banner edicion impresa

Cultural Más Cultural


Máynez y Vivaldi musicalizan una ópera


Publicación:08-11-2019
++--

Recuperar esa obra ex profeso para conmemorar la llegada de los españoles a Tenochtitlan, le llevó poco más de una década

Después de varios años de reconstrucción musical y de una búsqueda de perfección sonora, hoy volverá a presentarse de manera monumental (porque en 2010 se montó dos veces, tanto en Iztapalapa como en Tláhuac, en el Teatro Blanquito dirigido por Susana Cato) la ópera extraviada por casi tres siglos de Vivaldi acerca del encuentro de los dos continentes, sucedido hace exactamente medio milenio. Esta vez la ópera Motecuhzoma II se escenificará en el Zócalo capitalino…

México.- En 1733 Antonio Vivaldi (1678-1741) escribió la partitura Motecuhzoma II ?conocida como “la réplica indígena de la Conquista”?, pero no fue sino hasta 2002, casi tres siglos después, cuando en Kiev se encuentra este manuscrito con mutilaciones severas. Entonces, a partir de ese momento, el músico mexicano Samuel Máynez Champion comienza a realiza una investigación exhaustiva sobre la composición.

      Recuperar esa obra ex profeso para conmemorar la llegada de los españoles a Tenochtitlan, le llevó poco más de una década requiriendo, por la magnitud de la pieza, asesoría de dos investigadores del mundo precortesiano: Miguel León-Portilla (1926-2019) y Alfredo López Austin (1936).

      Ahora, el Centro Histórico de la Ciudad de México, justo donde hace 500 años se encontraron el tlatoani mexica Moctezuma y el conquistador español Hernán Cortés, será el escenario donde, hoy y mañana, se llevará a cabo el estreno de esa ópera monumental Motecuhzoma II.

      La obra operística contará con 150 artistas en un escenario de unos 60 metros de ancho, bajo la dirección escénica de José Luis Cruz e Ignacio García, con la participación de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México con la conducción de Francesco Fanna.

Antecedentes de la partitura original

El músico y escritor Samuel Máynez Champion (Ciudad de México, 1963) comenta en entrevista con Notimex que Antonio Vivaldi escribió la música de la obra en 1733, ocho años antes de su muerte, pues el libreto estuvo a cargo de un cura veneciano:

      Las razones por las cuales Vivaldi ideó el proyecto y compuso la música no las sabemos. Sin embargo, es del conocimiento general que la ópera fue presentada solamente una vez en Venecia. Y nunca más se volvió a representar.

      El compositor relata la historia de su trabajo musical:

      La partitura original de Vivaldi se pierde. Nadie más vuelve a saber de ella. Sobrevive una copia en manos de una persona de Venecia que se instala en Berlín, Alemania. No se sabe cuándo. Ahí se hallaba la copia, en un sueño eterno. Todo el siglo XIX y parte del XX. La copia estuvo guardada en la Academia Coral de Berlín junto a un acervo enorme de lo mejor de la cultura germana… Pero cuando vienen los bombardeos aliados en 1945, durante el final de la Segunda Guerra Mundial, los jerarcas alemanes deciden, incluido el ministro de propaganda nazi, evacuar ese tesoro a un castillo en Polonia, donde se pierden los rastros de la partitura. Porque, al parecer, unos tanques del Ejército Rojo secuestran los cofres con música y se los llevan a Kiev.

      Al término de esta conflagración mundial muchos musicólogos empiezan con las pesquisas: dónde había quedado el acervo de Berlín, que es buscado por media Europa.

      Hasta que unos musicólogos de Harvard se enteraron que se había estrenado un concierto para flauta de un hijo de Johann Sebastian Bach en Kiev y se desplazan a esta ciudad, “seguramente sobornando a los del fondo reservado para ingresar y poder ver los materiales”:

      Y ahí encuentran una partitura con el sello de la Academia Coral de Berlín.

      Con el conocimiento que le da el trabajo de una década inmerso en el tema, Máynez Champion relata que en ese momento se inicia un juicio por los tesoros de guerra: los alemanes resarcen a los rusos con varios millones de euros y regresan el lote de 55 mil piezas de música a Berlín en 2002.

      En ese año un musicólogo alemán empieza a catalogar las piezas reencontradas. Es cuando aparece la partitura extraviada de Vivaldi, pero en ese pesaroso tránsito “arrancaron de manera violenta una tercera parte de la partitura”:

      Hasta ahora no se sabe quién lo hizo ni por qué ?precisa Máynez Champion?. Había forzosamente que reconstruirla, porque no se mantenía de pie por si sola como ópera. De ahí que surgieran rápidamente reconstructores, como cinco europeos que han respetado el libreto.

   Del italiano al náhuatl

 Para el músico, “el libreto es una versión rosa de la Conquista”:

      Es una farsa, una tragicomedia con final feliz (inadmisible, porque parece que los vencidos celebran que los conquisten). Por ello me permití repensar el suceso. Deseaba recrear una reconstrucción distinta. Por eso surge la idea de darle un espacio a la réplica indígena por primera vez en el melodrama. Porque después de la ópera de Vivaldi y como otras 26 óperas más sobre Moctezuma, todas europeas o estadounidenses, muestran a un emperador azteca imbécil y mangoneado por su mujer.

       Pensé en darle a la ópera una visión mesoamericana, en hacer un libreto con la mayor objetividad histórica, con las fuentes indígenas como la Visión de los vencidos, de Miguel León-Portilla. Esto se convirtió en una tesis doctoral, porque era muy complicado hacer este trabajo. Como idea era muy interesante, pero plasmarla resultaba complejo. En la partitura se me ocurrió yuxtaponer instrumentos musicales prehispánicos en la orquestación para que pasara como un diálogo de culturas en el mejor de los modos posibles.

      Como la ópera originalmente se canta en italiano, Samuel Máynez propuso “aprovechamos para buscar una salvaguarda en la forma acústica”:

      Que se cantara y se hablara en náhuatl y en español. Para eso me acerqué a los historiadores. Afortunadamente conté con la colaboración hace unos años de Miguel León-Portilla, quien me proporcionó materiales supervisando él mismo las traducciones al náhuatl. También conté con el apoyo de Alfredo López Austin, con quien hice el libreto al alimón.

      “Posteriormente, en la dramaturgia, comenté el libreto con el escritor Vicente Leñero [fallecido en 2014], en tanto que la parte poética con Juan Bañuelos [muerto en 2017: los tres, contando a León-Portilla, cuya muerte ocurrió el pasado 1 de octubre, no pudieron ver el resultado de esta puesta en escena] y para el aspecto musical busqué a los musicólogos vivaldianos más expertos, de manera que me fui a Venecia y, para sorpresa mía, les pareció un proyecto muy interesante. Así que desde el inicio tuve la colaboración del maestro Francesco Fanna, quien viene ahora a México a dirigir la puesta en escena en el Zócalo.

      “Vamos a reunir en estos dos días [7 y 8 de noviembre] a lo mejor de los dos mundos, pues estarán la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, el Coro de la UNAM, la dirección escénica de José Luis Cruz; la parte hispana la realiza Ignacio García.

      La ópera monumental contará con alrededor de 150 personas en escena, entre las que participan 14 actores, seis solistas, 30 cantantes del coro Stacatto de la UNAM, 40 danzantes del grupo Tlaltikpak de Tláhuac, diez jinetes, 40 músicos de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y 15 bailarines.

      El elenco está integrado por Rubén Luque, Rogelio Marín, Rafael Jorge Negrete, Alejandra Robles, Cristina Nakad, Amed Liévanos, Jacob Bravo, Paola Gutiérrez, Jorge Caso y Corina Mora.



« Notimex »