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Opinión Columna


Pies en polvorosa


Publicación:09-03-2017
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El discurso triunfalista y ajeno a la realidad de EPN sólo es explicable como un fingido desconocimiento de la realidad

Peña Nieto celebró el 88 aniversario del PRI con discurso triunfalista, ajeno a la realidad, sólo explicable como un caso de esquizofrenia; o fingido desconocimiento de la realidad para imponerse a ella mediante un gran fraude: “No es un aniversario más —dijo— se da en una coyuntura electoral…, Coahuila, México, Nayarit y Veracruz… antesala de la elección presidencial de 2018… Nuestros contrincantes nos han subestimado”. No son sus contrincantes, son las encuestas, sólo el 8% aprueba su presidencia, el PRI aparece en tercer lugar en preferencias; y multitud de comentaristas y analistas lo declaran irrecuperable. “El partido ha creado las grandes instituciones de México… la infraestructura nacional… promovido la modernización económica y apertura al mundo”. “No entiende que no entiende” que esas reformas “modernizadoras” han destruido dichas instituciones, entregado infraestructura, energía, telecomunicaciones al dominio extranjero; empobreciendo a la población; consecuencias: repudio aplastante.

“La popularidad es efímera”, reconocimiento de su impopularidad, que atribuye a la “valerosa” imposición de sus reformas: “no se evitó el conflicto en educación”; no, fue creado por su obcecación de imponer, vía policiaco-militar, una reforma educativa inconsulta contra los maestros; se jacta del “gasolinazo” como acto racional patriótico, cuando es producto de su fallida reforma energética, golpe contra los ciudadanos, protestas generalizadas. Soslaya: reclamos por la corrupción desde su casa blanca hasta gobernadores y funcionarios asociados, su fracaso en seguridad, la denuncia internacional contra su gobierno —“violador de derechos humanos”. Todo es —según él— producto de “su responsabilidad” de estadista, que se exige ahora “para construir una nueva relación con Estados Unidos”, problema que se agiganta por su propio entreguismo, comercial, económico, militar, al hegemón. Pero advierte: “a México no sólo hay que defenderlo del exterior, hay que defenderlo aquí mismo… hay riesgos de retroceso”, frente a lo que “hemos construido”; en realidad la quiebra del Estado, el endeudamiento en su límite extremo—. Pero alerta a los priístas sobre “las amenazas: la parálisis de la derecha, o el salto al vacío de la izquierda demagógica”. Sobre “la parálisis de la derecha”, valor entendido, el PAN es su principal asociado y acompañante en el “despeñadero”, bajo la tutela oligárquica. En cuanto a la “izquierda demagógica”, éste será el ataque recurrente, simplista, sin sustento a quien encabeza, irrefrenable, la carrera presidencial al 2018.


“El PRI —afirmó— pacta para gobernar, para transformar…, pero nunca para dejarse derrotar”, reconocimiento subliminal de su práctica mafiosa de pactos sin escrúpulos ideológicos ni éticos, para mantener encumbrados los intereses que representa. Niega pactos para “dejarse derrotar” como los “triunfos” panistas —coaligados con PRD— en 2016: Veracruz, ante impresentable gobernador priísta y amago de triunfo de Morena, deslizan —igualmente impresentable— victoria del PAN-PRD; Quintana Roo, ceden supuestamente gubernatura a PAN-PRD, en realidad al hijo del cacique histórico, eterno priísta; Puebla, Peña pacta con el panista Moreno Valle, dejándole el campo libre; Aguascalientes, el ganador panista reconoce su triunfo como “regalo del cielo”, refiriéndose a la iniciativa de Peña en favor del “movimiento gay”, a quienes luego traiciona.

Apoyan triunfos opositores al PRI: Fox, apuntalado por Zedillo; Beltrones apoyando el fraude de Calderón, quien “devolvió el favor” respaldando al candidato Peña, traicionando a su candidata panista, Josefina, que del tercer lugar, corre a declarar ganador a Peña, graciosamente retribuida por éste con mil millones para una fantasmal fundación. Nuevo acuerdo: Peña-Anaya concertan candidatura “a modo” de Josefina en el Estado de México, ajena a la entidad, evitando coalición con PRD. Pactos fraudulentos contra López Obrador. Si la esquizofrenia es fingida, Peña sabe que el tamaño del fraude lo hace insostenible, y el discurso sería teatral “lucha heroica” para justificar su próximo exilio… “pies en polvorosa”.



« Redacción »
Manuel Bartlett Díaz


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